GUS MORNINS 1/3/22 (retrasado)

 "Una banda debe sonar de un modo que sea propio, inmediatamente identificable, como si fuera la primera vez"                                                                                  Glenn Miller


Mis disculpas por no haber llegado a tiempo al gus de ayer, pero no importa. Como hay más días que ollas os compenso con el gus de hoy referido al gus de ayer. No sé, que me lío. Pero a todos los que nos gusta la música deberíamos celebrar (ya que estamos para pocas celebraciones) el cumpleaños de este señor que, tal día como hoy, hubiera cumplido los ciento dieciocho años.

Aunque todos conocemos más o menos su historia a través de esa película maravillosa que es Música y lágrimas, de Anthony Mann, y le ponemos el rostro y maneras de James Stewart, vamos a repasar un poco unas cosillas de su vida que no se cuentan en la película o no son exactamente como las cuentas.

Glenn Miller nació en Nebraska y se aficionó desde niño a la música desde el momento en que su padre le regaló una mandolina. El chico aprendió a tocarla, pero es que no estaba muy contento con las posibilidades que le ofrecía, así que la cambió en una tienda de empeños por una corneta, que fue el segundo instrumento que aprendió . El trombón vino después.

Con doce años es cuando en su escuela anuncian que necesitan a un trombonista para la banda y él, muy animoso, se ofrece. Ahí es cuando, luciendo unas dotes impresionantes de autodidacta, aprende a tocarlo. 

No era mal estudiante y llegó a ir a la Universidad tres años, pero ahí se encalló. Le llamaba más la atención la música que los estudios, así que decidió dejarla para convertirse en trombonista profesional. Se une a la banda de Ben Pollack que, estoy seguro, ninguno conoceréis, pero mal ojo no tenía el líder de esa banda porque al trombón estaba Glenn y al clarinete estaba otro muchacho muy bien formado en el conservatorio de música llamado Benny Goodman.

Con 23 años, Glenn decide que ya es hora de dejar la banda y decide convertirse en solista, obteniendo bastante trabajo en clubs, programas de radio y algún que otro concierto. Ray Noble, notable compositor de jazz, le encarga formar una banda siendo él el líder y Glenn se la dirige durante tres años. 

Es en 1938, con 34 años de edad, que Glenn decide crear su mítica banda de swing. Al principio tocan en pequeños locales, pero la Glenn Miller Band obtiene un éxito increíble a partir de su intervención en un programa de radio patrocinado por la marca de tabaco Chesterfield y ya es conocida a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Consigue un contrato para tocar en el Casino de New Rochelle, de Nueva York (famoso por su clientela de alta alcurnia) y Moonlight Serenade se coloca como el número uno en la venta de discos.

Refunda la banda al año siguiente y firma contrato con dos discográficas. El público le respalda incondicionalmente y, a principios de 1940, consigue que In the mood sea el tema más vendido y más emitido por radio durante la increíble cifra para la época de quince semanas consecutivas. No contento con eso, consigue otro tanto cuando estrena Tuxedo Junction y, al año siguiente, a principios de 1941, obtiene su primer disco de oro con Chatanooga Choo-Choo.

Sigue con su racha de éxitos con String of pearls y con Pennsilvanya 6-5000. En 1942, se alista en el Ejército de los Estados Unidos donde se le otorga el rango de Capitán y marcha a Europa para tocar su música a los soldados americanos de las fuerzas expedicionarias.

Tras la liberación de París, el Mayor Glenn Miller recibe la orden de trasladarse a Francia para ofrecer una serie de conciertos a las fuerzas de ocupación. La noche anterior a emprender el viaje comenta con un viejo amigo, Ray Noble, su deseo de formar una nueva banda cuando acabe la guerra y comprarse una finca en California.

El 15 de diciembre de 1944 parte para París en compañía del piloto, el Capitán John Morgan, y del Teniente Coronel Norman Baesell. El avión desaparece misteriosamente sobre el Canal de la Mancha. Su fallecimiento no se comunica oficialmente hasta el día de Nochebuena, cuando se va a ofrecer el primero de los conciertos que tenía programados en París. Dirigió el concierto el Sargento Jerry Gray, subdirector de su banda, el cual anunció su deceso.

Nunca se encontró el avión y, claro, eso dio lugar a una serie de leyendas. Un hecho cierto es que en 1985, el investigador y biógrafo Clive Ward descubrió restos de una avioneta exactamente igual a la que tomó Miller, pero no se pudo verificar ningún fallecimiento porque no había restos humanos en el interior.

Una de las teorías delirantes sobre su muerte es que Miller llegó a París y que lo primero que hizo fue irse a un burdel. Allí, debido a sus exigencias sexuales, fue apuñalado por una prostituta.

La leyenda más aceptada, que parece con indicios de una cierta verdad, es que la avioneta fue derribada por error por aviones de la RAF que regresaban de una misión de bombardeo frustrado sobre Berlín y descargaron sus bombas en el Canal de la Mancha por seguridad para su aterrizaje. Una de esas bombas es muy posible que alcanzara a la avioneta según testimonio del jefe de la misión, Capitán Fred Shaw.

Otra de las leyendas asegura que Miller realizaba una misión de espionaje a las órdenes del mismísimo Eisenhower y que fue capturado por la Gestapo, que lo torturó, lo asesinó y dejó su cuerpo en un prostíbulo de París.

El periódico Chicago Tribune publicó un artículo en 2014 asegurando que, con toda probabilidad, la avioneta de Miller se estrelló debido al mal tiempo puesto que el modelo de avioneta en el que viajaba había demostrado su poca fiabilidad en condiciones meteorológicas adversas.

El Sargento Jerry Gray continuó dirigiendo la banda militar del Mayor Glenn Miller hasta el 14 de diciembre de 1945, fecha en la que se disolvió con un concierto conmemorativo en la Casa Blanca frente al Presidente Truman.

La hija adoptiva de Glenn Miller consiguió que se aprobara, en 1992, la instalación de una lápida en el Cementerio Militar de Arlington para poder honrar a su padre. Allí está.

Lo cierto es que fue un hombre que revolucionó la música con un sonido propio. Para que nos hagamos una idea, su impacto fue tan importante como lo pudo haber sido veinte años después la aparición de los cuatro de Liverpool. Llevándolo a la anécdota personal, mi padre fue condenado a muerte en la Guerra Civil española. Estaba en el Regimiento de Transmisiones de la República y se quedaba por las noches oyendo emisoras nacionales porque emitían música de Glenn Miller (estamos hablando de 1938, mi padre contaba entonces con diecisiete años). Un tal Sargento Rodríguez le acusó de estar pasando información al enemigo con la radio y, en juicio sumarísimo presidido por Enrique Líster, se le condenó a muerte. Tres días antes de la ejecución, mi padre se fugó, gracias a la vista gorda que le hizo un tal Teniente Ventura, del campamento de prisioneros del frente del Ebro, en Tarragona,  y se refugió en el diván del piso que sus padres poseían en Barcelona, haciendo exactamente la misma vida que hacía Ana Frank, durmiendo por el día y estirando las piernas por la noche. Siete meses hasta que terminó la guerra. Glenn Miller y mi padre.

Como vídeo os dejo una canción que no sale en Música y lágrimas pero que me parece maravillosa, con unos arreglos sobre una melodía rusa que dejan sin aliento. La canción de los remeros del Volga.



Y como mosaico, os dejo con él y su instrumento. Sí tiene un aire a...no sé...¿James Stewart?





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