GUS MORNINS 15/2/22

 "No quiero aprenderme los diálogos de los guiones que me llegan. Mi mente está llena de belleza. Los soliloquios de Hamlet, los monólogos de Lady Macbeth, casi todos los Sonetos de Shakespeare... ¿De verdad tengo que memorizar esa mierda de caballo?"             John Barrymore


Pues sí, hoy vamos a rendir homenaje a este grandísimo actor, el príncipe de la familia real de Hollywood, conocido como El perfil por la belleza de sus rasgos. También muy conocido por sus monumentales borracheras que acabaron por llevarle a la tumba. Hubiera cumplido tal día como hoy la venerable edad de ciento cuarenta años.

Hermano de otras dos leyendas de la actuación como eran Lionel Barrymore y Ethel Barrymore, se casó cuatro veces, pero eso sólo era un trámite. Era de esos que no se refrenaban y se iban con la primera que pasaba. Tuvo dos hijos: Diana y John. Ambos también actores. A John, por ejemplo, le pudimos ver como uno de los contendientes al trono de la dirección del periódico de Mientras Nueva York duerme, de Fritz Lang. Y, por supuesto, la hija de Diana, Drew Barrymore, es nieta de este enorme actor.

Su debut teatral fue a la temprana edad de quince años. Aún así no obtuvo la fama que disfrutó (es un decir) después hasta que no interpretó al taciturno danés en los escenarios. Se destapó como un grandísimo actor shakesperiano, con una dicción perfecta y un físico enormemente atractivo. De naturaleza rebelde, comenzó a beber como si no hubiera un mañana solamente por ir contra corriente. Sus borracheras le llegaron a durar días hasta que, en 1942, una cirrosis hepática se lo llevó por delante.

Obtiene resonantes éxitos en Broadway con el repertorio shakesperiano. En 1920 triunfa con Ricardo III  y en 1922 con una nueva versión de Hamlet. La leyenda no duda en apuntar que la interpretación de John Barrymore del inmortal personaje es la mejor de cuantas se han hecho hasta ahora en los escenarios.

En 1920, después de su éxito teatral, obtiene su cabecera de cartel en Hollywood con la interpretación del Doctor Jekyll y su otra cara, Mister Hyde, en El hombre y la bestia. La novedad de su creación, no igualada hasta ahora, es que no se recurría al maquillaje para su transformación. Sólo con la ayuda de una iluminación especial y el cambio de expresividad de su rostro se obraba el milagro.

También obtuvo un éxito sin precedentes encarnando al detective del 221 B de Baker Street, Sherlock Holmes y al Capitán Achab en La fiera del mar, versión de Moby Dick. En papeles contemporáneos estuvo enorme en Gran Hotel y, sobre todo, en la interpretación de ese actor alcohólico al que acaba por darle pánico ir a una cena que puede significar su redención en Cena a las ocho, de George Cukor, una película que merece muchísimo mayor reconocimiento. También fue tremendo el papel que realizó en La comedia de la vida, de Howard Hawks.

De su última época, cabría destacar, por encima de todas las demás, su papel de hado padrino en Medianoche, de Mitchell Leisen, donde demostró sus maravillosas dotes para la comedia en un papel divertidísimo que acaba por ser lo mejor de la película. 

Con 60 años de edad, acude a un programa radiofónico conducido por Rudy Vallee y, en directo, sufre un ataque de delirium tremens. Aquella misma tarde, fallece por un fallo multiorgánico provocado por una cirrosis hepática. 

Su versatilidad, su impresionante belleza masculina y sus portentosas dotes han caído ya mucho en el olvido. ¿Quién se acuerda de los Barrymore? Los tres eran maravillosos. Lionel quizá aún resiste. John debería estar ahí con él. Y Ethel, también.

Os dejo con un clip que repasa sus diez mejores actuaciones. No está Medianoche que, creo, debería estar incluida, pero el último es una prueba que se hizo para un Hamlet que nunca se rodó. 


Y como mosaico os dejo con un pequeño esbozo de su rostro. ¿Adivináis en quién se inspiraba el personaje de ese padre de Lana Turner que nunca salía y que recitaba a Shakespeare en disco en Cautivos del mal?


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Guuud mornins, 14/05/13

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (XLVIII)

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (LXV)