GUS MORNINS 9/05/23

 "Cuando gané mi primer Oscar, mi madre creía que iba a poder exhibirlo en la estantería. Llegué con él y se dio cuenta de que era una enorme pieza de metal que quedaba fatal. Eso es el Oscar. Es un bonito regalo para un día, pero no te hace mejor actriz, ni mejor persona"                  Glenda Jackson

87 primaveras cumple esta eminente actriz, una de las luminarias de la actuación británica que, desgraciadamente, se retiró de la actuación en 1992 para dedicarse a la política, llegando a ser la concejala de transporte de Londres y, en la actualidad, ocupa, por quinta legislatura, un sillón en la cámara de los comunes británica en las filas del partido laborista.

Glenda es una de esas actrices de formación clásica, estudiando con unas notas excelentes en la Real Academía de Arte Dramático de Londres. En 1957 hace el papel de la reprimida que hizo al año siguiente Deborah Kerr en Mesas separadas de Terence Rattigan, y, al año siguiente, ya es una actriz destacada dentro de la Royal Shakespeare Company, en donde el gran director, galardonado con el Premio Princesa de Asturias, Peter Brook, ve su enorme potencial y trabaja con ella asignándola los papeles más importantes.

Su primera aparición en el cine es en 1963, al lado de Richard Harris en El ingenuo salvaje, desempeñando un papel minúsculo. Es Peter Brook quien acude en su ayuda cuando Peter Brook le da el protagonismo absoluto en su adaptación al cine de Marat-Sade en un papel que ella ya había desempeñado sobre las tablas, el de la loca que interpreta a Charlotte de Corday, asesina de Jean Pierre Marat en plena revolución francesa. 

Apenas dos años después (Glenda siempre prefirió el teatro al cine y estuvo esos dos años con la Royal Shakespeare), es dirigida por Ken Russell y contra todo pronóstico gana el Oscar a la mejor actriz del año por su papel en Mujeres enamoradas. Sin embargo, ella no se deja cegar por el éxito en el cine y vuelve al teatro. Dos años después, vuelve a ser dirigida por Ken Russell interpretando a la mujer de Tchaikovsky en La pasión de vivir, sí, versión de la película que está actualmente en cartelera. Y después de ganar un Emmy a la mejor actriz de miniserie por su impecable recreación de la reina Isabel I de Inglaterra en "Isabel R.", que se estrenó en España, vuelve a ser nominada al Oscar por Domingo, maldito domingo, la película de Karel Reisz que describía los hechos deleznables de la matanza de irlandeses en una manifestación en Belfast. 

Vuelve a interpretar a Isabel I,  esta vez en cine, enfrentándose a Vanessa Redgrave en María Estuardo y, nuevamente contra todo pronóstico, vuelve a ganar otro Oscar con la comedia amarga Un toque de distinción, al lado de George Segal. Michael Caine dice que fue una delicia trabajar con ella a las órdenes de Joseph Losey en Una inglesa romántica (ahí el inaguantable parece ser que fue Helmut Berger), alabando, sobre todo, su desinhibición, y vuelve a ser nominada al Oscar en una candidatura de prestigio al interpretar el papel protagonista de Hedda basada en la obra teatral Hedda Gabler de Ibsen.

Interpreta a Sarah Bernhardt en Sarah de Richard Fleischer, y se junta felizmente con Walter Matthau en Alegrías de un viudo una comedia divertida. Vuelve con George Segal para hacer una especie de segunda parte de Un toque de distinción con el título de Un toque con más clase, pero resulta un fracaso y se junta de nuevo con Walter Matthau para viajar con él por media Europa con todos los servicios secretos detrás en Un enredo para dos también bastante divertida. 

Se junta con Ann Margret y con Julie Christie para hacer El retorno del soldado que obtiene un moderado éxito en Gran Bretaña, pero esta película marca el comienzo de la despedida de Glenda Jackson del cine. Comienza a interesarse vivamente por la política y va dejando de lado la actuación. Sólo es destacable su aparición en la película de Robert Altman Tres en un diván al lado de Jeff Goldblum y el éxito enorme que obtiene en las tablas interpretando el papel protagonista de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca en el West End en la que también destaca la enorme Joan Plowright como Poncia. 

Aparece en alguna película más, pero siempre como secundaria, o como aparición especial y abandona definitivamente la actuación en el cine en 1992. De vez en cuando, aún se la puede ver, me imagino que para matar el gusanillo, en alguna obra del West End, de hecho llega a ganar un Tony en 2018 por su mágica intervención (según dicen, yo no la he visto) en la obra Tres mujeres altas, de Edward Albee, en la que se aborda el mal de Alzheimer en las mujeres.

En España, esta obra se estrenó con versión de José Vicente Molina Foix con María Jesús Valdés y Magüi Mira.

Lo cierto es que, de alguna manera, fue una intérprete inclasificable, con una rara sensualidad, muy, muy sólida en todas sus interpretaciones (no me extraña que luego se dedicara a la política) y que, desde luego, merece estar en el altar de las grandes actrices británicas de todos los tiempos al lado de Joan Plowright, Vivien Leigh, Maggie Smith, Judi Dench y tantas otras.

Feliz cumpleaños, Glenda.

Como vídeo, os dejo, aunque la calidad es regular, con la recogida de este último premio que consiguió en 2018, con ochenta y dos años.


Y como mosaico, ahí os la dejo con un buen amigo.

Ah, y estoy seguro que os da lo mismo, pero la semana que viene, no habrá gus porque tengo que hacer un viaje desde el 14 al 17 y no podré.



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