GUS MORNINS 28/3/23

 "Me siento irrevocablemente atraído hacia la risa. Su sonido siempre me ha parecido la más civilizada de las músicas de todo el mundo"                                                  Peter Ustinov


Hoy, antes de irnos de vacaciones de Semana Santa, voy a  recordar (no digo "vamos") a  este gran actor que además fue una de las personalidades más inteligentes que han pisado nunca un plató y un escenario. Hoy se cumplen diecinueve años de su fallecimiento debido a una insuficiencia cardíaca, pero hay que recordar que el señor Peter Ustinov, no sólo era actor. También se dedicó con notable éxito a la producción y a la dirección de cine, de ópera y de teatro, fue escenógrafo en el teatro, guionista, comediante, humorista, afamado columnista de revistas y periódicos, locutor de radio, presentador de televisión, diplomático de carrera, rector de la Universidad de Dundee, en Escocia, durante seis años y también de la Universidad de Durham durante ocho, embajador de buena voluntad para UNICEF y Presidente del Movimiento Federalista Mundial, un órgano adscrito a la ONU y que trata de expandir la idea de que la democracia es el mayor valor de la Humanidad bajo el imperio de la legalidad, de los derechos humanos y de la propia democracia.

Hijo de una familia de origen ruso que tuvieron que salir por patas de la Revolución de Octubre del 17 en la Rusia zarista, Peter nace en 1921 y con dieciséis años se gradúa con notas excelentes en la Westminster School e ingresa en el London Theater Studio. En apenas dos años, realiza su debut sobre los escenarios y, de paso, se casa con la hermana de Angela Lansbury, Isolde Denham. 

Participa en la Segunda Guerra Mundial como enfermero de ambulancias y como asistente de un joven oficial de la Academia Sandhurst que responde al nombre de David Niven. No le gustó la carrera militar y no demostró cualidades para ello, cosechando malos informes de sus superiores. Cuando regresa a Londres, una de las primeras obras que decide dirigir es Yerma, de Federico García Lorca y en el cine, entre permiso y permiso consigue intervenir en algunos cortometrajes o pequeñas apariciones en películas sin demasiada importancia. Durante cinco años, reniega del cine y no interviene en ninguna película, pero su físico tan particular le otorga el papel que le convierte en un actor de enorme prestigio y ése no es otro que el Nerón de Quo Vadis?. 

Más tarde, sin dejar nunca de lado su actividad teatral, se empareja con Bogart en la muy divertida No somos ángeles y realiza un papel magnífico a las órdenes de Max Ophuls como el maestro de ceremonias del circo de Lola Montes. Siempre mantuvo grandes puntos de contacto con España y, por eso, no dudó en aceptar una oferta que le vino de nuestro país para acompañar a Pablito Calvo en la que, quizá, sea una de sus mejores películas aunque, ni mucho menos, es la más conocida como es Un ángel pasó por Brooklyn.

Imposible de olvidar es su encarnación del lanista Batiato en Espartaco papel por el cual gana su primer Oscar como mejor actor secundario. Y excelente es su intervención detrás de Robert Mitchum y Deborah Kerr en Tres vidas errantes, de Fred Zinnemann. Se adentra en terrenos de dirección con su parodia de Shakespeare en clave rusa con Romanoff y Julieta,divertida, y, sobre todo, con La fragata infernal, al lado de actores impresionantes como Robert Ryan, Melvyn Douglas y Terence Stamp, rodada en España y famosa porque se emplearon a muchos técnicos patrios que se quejaron de que los técnicos ingleses tenían su propio baño y a los españoles, que arrastrábamos fama de guarros, no les pusieron ninguno hasta que el decorador Francisco Prósper puso el grito en el cielo con el apoyo del propio Ustinov.

Consigue su segundo Oscar como mejor actor secundario con Topkapi, de Jules Dassin, al lado de Maximilian Schell y Melina Mercouri, en un papel divertido y algo torpe. La película no está mal aunque, de tanto folclore turco, se hace algo pesada en algunos pasajes. Vuelve a dirigir y se estrella con todo el equipo en Lady L aunque tiene a Paul Newman y a Sophia Loren en cabecera de cartel, Está enorme en Los comediantes, de Peter Glenville, como el Embajador afectuoso al lado de Richard Burton y Elizabeth Taylor con las letras de Graham Greene, Se hace con el papel protagonista de una película que tuvo un cierto éxito en la época como es Un cerebro millonario, pero que hoy aparece como irremediablemente antigua sin soportar bien el paso del tiempo y, por supuesto, después de ir durante muchos años, de aquí para allá, aportando poco más que su presencia en películas totalmente olvidables, experimenta un resurgimiento de primera categoría encarnando a Hércules Poirot en Muerte en el Nilo, de John Guillermin, papel que repetiría en la subvalorada (e incluso mejor que Muerte en el Nilo) Muerte bajo el sol, y en el fracaso absoluto que supuso Cita con la muerte debido a una producción que se negó totalmente a invertir adecuadamente en una película que hace aguas en su puesta en escena.

Sin embargo, no dejó el personaje porque, aprovechando el tirón, encarnó a Hércules Poirot en varias películas realizadas directamente para televisión como El templete de Nasse House, Trece a la mesa y, quizá, la mejor de todas ellas, Tragedia en tres actos. En cualquier caso, son adaptaciones baratas, sin presupuesto, que, incluso, sitúan a Hércules Poirot en la época actual para ahorrarse costes de ambientación.

De su última época, hay que rescatar su pequeña intervención en El aceite de la vida, como el Profesor Nikolais, estudioso de la enfermedad de falta de mielina en una película estremecedora y terrible.

Como curiosidades, habría que señalar que él y su equipo de televisión de la BBC estaba esperando en el jardín del palacio presidencial de India para entrevistar a la primer ministro Indira Gandhi cuando fue asesinada, precisamente, en el momento en el que se dirigía para realizar la entrevista.

Fue el elegido para encarnar por primera vez al afamado Inspector Clouseau, sólo que se echó para atrás en el último momento y, de hecho, tuvo que indemnizar a la Mirisch Company, que iba a producir la película, por daños y perjuicios. 

Hablaba con fluidez en francés, alemán, inglés, italiano, ruso y español. Se defendía en turco y griego.

Fue miembro de la Academia Internacional de Humanismo.

Es Doctor en Leyes por la Universidad de Dundee, y Doctor en Música por la Universidad de Cleveland.

Escribió dos obras de teatro que se exhibieron en el West End. Una fue un éxito, la otra fue un desastre.

Admiraba profundamente a Alec Guinness: "Aunque uno tiene la impresión de que le conoce bien, uno arde en deseos de conocerle mejor".

Fijaos cómo hablan estos tres actores británicos. 


Y como mosaico, ahí le tenemos, repasando el guión al lado de Sophia Loren en su película Lady L.


Y ya hasta después de Semana Santa, si es que tengo ganas.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Guuud mornins, 14/05/13

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (XLVIII)

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (LXV)