GUS MORNINS 4/10/22

 "Lo malo de tener tetas es que hay que elegir entre tener cerebro o tener tetas. Sería muy agradable tener las dos cosas. De todas formas, creo que mis tetas están altamente sobrevaloradas"

                                                                                                               Susan Sarandon

Pero cómo no vamos a rendir homenaje a este pedazo de actriz, una de las pocas grandes damas que ha dado el cine, que hoy nos cumple, quién lo diría, setenta y seis años. Tengo que decir, antes de glosar su vida y milagros, que Susan Sarandon siempre me ha parecido enormemente atractiva. Y buena actriz. Y muy inteligente. Es una de esas mujeres que sabes que mantendrías con ella una conversación muy inteligente antes de desatar tus más bajas pasiones. Ella y Meryl Streep creo que son las dos grandes damas del cine que nos quedan, y que sea por muchos años.

Susan es neoyorquina de nacimiento, hija de un productor de televisión y de una ama de casa italiana. El caso es que Susan es la mayor de nueve hermanos, unos fieras que, desgraciadamente, se divorciaron en 1982 después de cuarenta años de matrimonio. Susan, además, por si tuviera pocas virtudes, era una excelente estudiante. Después de graduarse con nota en la Edison High School, ingresó en la Universidad Católica  de América en Washington donde se licenció, también con nota, en Arte Dramático. Gran parte de su estancia en la Universidad se la pagó ejerciendo de "cheerleader" para el equipo de fútbol de la Universidad.

Un año después de licenciarse, se casó con un joven actor que prometía, un tal Chris Sarandon, un matrimonio que duró doce años. Después de mantener un romance con el director Louis Malle, Susan se fue a vivir con Tim Robbins, con quien mantuvo una larga relación que duró veintiún años y con quien tuvo tres hijos. Paralelamente a su actividad profesional ha desarrollado una comprometida lucha social. Es embajadora de UNICEF, forma parte de una asociación llamada Heifer International que intenta conseguir animales de granja para desarrollar el medio rural y provee de esos animales para los granjeros que, por condiciones económicas, no pueden tenerlos, ha apoyado diversas campañas presidenciales, sobre todo la de Ralph Nader, que perdió, y la de Barack Obama, que ganó. Ha sido arrestada dos veces por formar parte de sendas manifestaciones ilegales y es Embajadora de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

A Susan le costó encontrar trabajo. Después de su graduación en 1967 tardó tres años en conseguir un papel y lo hizo en una película que pasó sin pena ni gloria y que se llamaba Joe, de John Avildsen, con Peter Boyle de protagonista. No tuvo ningún éxito. Tanto es así que hizo las maletas y se marchó a Canadá a ver si tenía más suerte. Allí protagonizó un dramón de hechuras televisivas aunque se estrenó en cine titulado Las flores azules, que debió ver el director y su mujer, y después se va a Europa, a Italia, concretamente, a hacer un papelito a la sombra de Sophia Loren en Mortadela, de Mario Monicelli. La oportunidad le surge cuando en Estados Unidos le ofrecen un papel estable en una serie que tuvo cierto éxito, titulada Un mundo aparte, una serie social que mostraba las diferencias entre generaciones y razas de una forma entretenida y relajada. Se mantuvo dos temporadas en antena y, aunque no fue mucho, sí fue suficiente como para que Susan fuera un rostro reconocible. De ahí pasó a intervenir episódicamente en varias series, hace un papelito para Sidney Lumet en la muy olvidable Lovin´ Molly. Billy Wilder la llama para interpretar el principal papel femenino de Primera plana, una película en la que hubiera estado encantada de formar parte de la camarilla de Lemmon, Matthau y Wilder, pero confesó que un muro invisible la dejó fuera. 

Se empareja con Robert Redford en la también olvidable El carnaval de las águilas y salta al imaginario popular con la película más nderground de los setenta como es The Rocky Horror Picture Show, dando muestras de que sabía cantar y bailar y hacer gala de una muy sugerente sensualidad. 

Este ultimo papel es el que la catapulta hacia el estrellato. Interviene en la notable El otro lado de la medianoche, de Charles Jarrott, escandaliza a propios extraños mientras inicia el romance con Louis Malle en La pequeña y consigue su primera nominación al Oscar con Atlantic City.

Forma una pareja erótica con Catherine Deneuve enormemente recordable para toda una generación en El ansia, de Tony Scott, una historia de vampiros y sexo. Se pasa a concubina del Diablo en Las brujas de Eastwick, de George Miller, haciendo la vida imposible a Jack Nicholson y al lado de Cher y Michelle Pfeiffer en la que es, probablemente, la película que reúne al mejor reparto femenino de la década de los ochenta. Muy desaprovechado, por cierto, porque la película tiene poca gracia. Está divertida y desenfadada en Los búfalos de Durham, película en la que conoce a Tim Robbins, Interviene al lado de Kevin Kline en una película que no tuvo ningún éxito y que tiene cierto atractivo como es El asesino del calendario. Forma parte, al lado de Donald Sutherland y Marlon Brando del reparto de la que es, quizá, la película que mejor ha mostrado el apartheid sudafricano en Una árida estación blanca, protagoniza las escenas más atrevidas de su carrera al lado de James Spader en Pasión sin barreras y hace que media Humanidad odie a los hombres al lado de Geena Davis en la extraordinaria Thelma y Louise donde consigue su segunda nominación al Oscar.

Sigue dando alegrías con la acertada elección de sus papeles. Colabora en esa rareza que es el primer trabajo de Tim Robbins detrás de las cámaras como es Ciudadano Bob Roberts y resulta excelsa en ese drama de primer orden que es El aceite de la vida, donde consigue su tercera nominación. Al año siguiente, se mete en el universo de John Grisham con la más que aceptable El cliente, con la que consigue su cuarta nominación. Por fin, consigue al calvo dorado con su interpretación de la Hermana Helen Prejean en Pena de muerte, dirigida por Tim Robbins, posiblemente el alegato más estremecedor en contra de la pena capital si exceptuamos A sangre fría, de Richard Brooks. 

Se empareja con Paul Newman y Gene Hackman para encarnar a la mujer fatal de esa maravillosa muestra de cine negro que es Al caer el sol, está divertidamente provocativa en el único intento de John Turturro tras las cámaras en Illuminata y está maravillosamente emocionante al lado de Julia Roberts en Quédate a mi lado. Interviene como enviada experta en arte para Benito Mussolini en esa maravilla tan poco apreciada y conocida como es Abajo el telón otra vez con Tim Robbins tras las cámaras y, a partir de este momento, su carrera decae peligrosamente. Sólo nos deja una estremecedora, aunque breve, actuación al lado de Tommy Lee Jones en la excelente En el valle de Elah y alguna aparición siempre agradable en películas como El compromiso, El fraude  o El atlas de las nubes. Decepcionante su incursión en la comedia al lado de Robert de Niro en La gran boda. Muy atinada en una estupenda película como jefe de policía con problemas personales en La llamada al lado de Donald Sutherland y de Ellen Burstyn y se la ve como que físicamente no está demasiado bien en una comedia intrascendente en la que hace de madre gallina clueca en Una madre imperfecta.

Por supuesto, de estos últimos años, no puedo dejar pasar la oportunidad de destacar su enorme trabajo en la piel de Bette Davis en Feud, una de las mejores series que se han podido ver en la última década.

No deja de trabajar porque, actualmente, tiene cinco películas pendientes de estreno, aunque no parece que ninguna de ellas vaya a añadir demasiado a su carrera. Como anécdota contaremos aquella de Diego Galán, que esperaba ilusionado el encuentro en San Sebastián de dos mujeres de carácter como Susan Sarandon y Emma Thompson, con personalidad, con fuertes convicciones políticas las dos. Cuando se encontraron no hablaron de la situación mundial, o de los problemas sociales. Diego Galán dice que, simplemente, hablaron...de sus hijos.

En el vídeo os dejo el momento en el que recoge su Oscar por Pena de muerte en el que se pone de manifiesto no sólo la enorme competencia que tenía aquel año, sino el cariño que toda la comunidad cinematográfica tiene por esta enorme actriz.


Y como mosaico os dejo con ellas dos que incorporaron dos personajes que ya son historia del cine, en un encuentro mantenido algunos años después.



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