GUS MORNINS 11/10/22

 "Dame algo sobre lo que bailar y te hago un baile"

                                                                                            Jerome Robbins

Hoy toca bailar porque estamos ante uno de los más grandes coreógrafos del teatro y del cine mundial, aunque no sea muy conocido porque trabajó poco para el cine. Más bien, muchas de las coreografías del cine se han inspirado en su trabajo previo. Me explicaré después. El caso es que hoy, este increíble bailarín y coreógrafo, que revolucionó el arte de la danza consiguiendo que lo clásico fuera increíblemente moderno, hubiera cumplido los ciento cuatro años. 

Hijo de judíos rusos, Jerry Robbins fue muy buen estudiante y consiguió entrar en el Conservatorio Profesional de Danza de la Universidad de Nueva York. Tuvo que dejarlo a la mirad porque la cuestión del dinero y se cuidó de completar sus estudios de baile en una escuela menor, de coste más bajo, especializándose en danza moderna bajo la batuta y las zapatillas de punta de Gluck Sandor y de Ella Daganova. A los veintidós años, recién terminados sus estudios, el American Ballet Theatre quiso tenerlo entre sus filas y apenas cuatro años después coreografió su primera pieza: Fancy Free, con música de Leonard Bernstein, sobre tres marineros que tienen un día de permiso en Nueva York y entran en un local donde hay dos chicas. Los tres deben competir bailando para ver quién se las lleva. ¿Os suena?

Pero vamos al cine, que interesa más que el teatro porque tendremos más referencias. Lo curioso es que el debut de Jerome Robbins en el cine no fue en una película glamurosa ni nada por el estilo. Fue en México, dentro de esa cinematografía, en una película llamada Yo bailé con don Porfirio, de Gilberto Martínez Solares. No la he visto y no puedo opinar. 

Pasaron quince años y aquí sí que ya nos frotamos las manos porque se encargó de coreografiar en teatro y ayudar en la coreografía cinematográfica de El rey y yo (recordad ese inolvidable baile entre Yul Brynner y Deborah Kerr en uno de los amplios salones del palacio real con Brynner acelerado y Kerr elegante). Al año siguiente la coreografía de Juego de pijamas, de Stanley Donen, también se basa en los pasos que previamente había creado él sobre las tablas.

En 1961, después del éxito que había tenido en teatro, es el encargado de coreografiar para el cine y dirigir todas las secuencias musicales de West Side Story. Es, quizá, su obra maestra y no digo ninguna tontería si podemos decir que es una de las coreografías más impulsivas y llenas de energía que se han creado nunca. Él ensayaba y dirigía las secuencias musicales mientras Robert Wise se encargaba de las no musicales. Por cierto, la relación entre ellos fue muy mala.

Y es que a principios de los años cincuenta, Jerome Robbins había sido testigo colaborador del Comité de Actividades Anti-Americanas, reconociendo su pertenencia al Partido Comunista de los Estados Unidos desde 1943 a 1947 y no dudó en dar ocho nombres al Comité. Eso no sentó nada bien en Hollywood. Y, desde luego, no ayudaba el hecho de que Jerry fuera también homosexual.

Siguiendo con el cine, también coreografía parte de los números que salen en Gypsy, haciendo que Natalie Wood y Rosalind Russell cantaran aquello de Everything coming up roses. Puede que no fuera una gran película, sin duda, pero hay algún número, especialmente uno que interpreta Natalie Wood sobre un escenario, que merece mucho la pena.

Otra coreografía que se basó en su trabajo y de la que se copiaron bastante de forma acreditada fue la de El violinista en el tejado, con un trabajo ímprobo de Jerome Robbins en la investigación de las danzas tradicionales judías. Inolvidabe ese baile de la botella con una tremenda fuerza y dificultad.

Sin duda, Steven Spielberg quiso rendirle un homenaje acreditando su coreografía del original de la reciente versión de West Side Story aunque la coreografía de la película de Spielberg tiene muy poco que ver con la se pudo ver de la versión de Jerry. Sin embargo, su espíritu de energía sí está ahí.

Hay que decir que, paralelamente a su labor como coreógrafo para el cine y el teatro, Jerome Robbins realizó una inconmensurable contribución al ballet como director del New York City Ballet realizando coreografías clásicas, como La siesta de un fauno con música de Debussy, La jaula con música de Stravinsky o la tronchante que realizó como El vals de los errores, con Chopin.

El maestro de Jerome Robbins, quien lo convenció para que no dejara en ningún momento su lado más clásico y su mayor influencia fue George Balanchine, que también realizó coreografías para el cine. Prácticamente todos los rasgos del trabajo de Balanchine se pueden apreciar en Robbins, su estilización de movimiento, su precisión, su virtuosismo...Robbins fue el gran alumno de Balanchine y éste, a su vez,lo fue del mítico director del Ballet de la Ópera de Moscú, Sergei Diaghilev.

Como vídeos no os puedo dejar de poner dos muestras de su trabajo. Una es la comparación entre dos bailarines de distintas épocas del New York City Ballet interpretando el tercer solo de Fancy Free. ¿Cuál es mejor? Yo tengo ya mi decisión tomada. Atentos a la música de Bernstein.


El otro es maravilloso Vals del error con música de Chopin. 


Y como mosaico, perdonadme, tiene que ser West Side Story.



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