GUS MORNINS 25/10/22

 "Prefiero mil veces el teatro al cine. Me trae paz de mente y de espíritu. Disfruto haciendo teatro. El cine no me reporta nada más que dinero"                                                 Leo G. Carroll


En estos recordatorios que hacemos de vez en cuando a los grandes actores y actrices secundarias de Hollywood y aledaños, tenemos que acordarnos de este actor, Leo G. Carroll, que hoy cumpliría 136 años o 130, depende de cómo se mire, porque constan las dos fechas de nacimiento con sendas partidas sacadas en parroquias distintas (no es raro, mi madre tiene tres, el 2 de marzo, el 9 de marzo y el 16 de marzo del mismo año). En cualquier caso era un actor seguro, británico, uno de esos que daba mucha textura a las películas que interpretaba y que, como dato curioso, podemos señalarle como el actor que más veces ha trabajado a las órdenes de Alfred Hitchcock.

Leo G. Carroll comenzó a actuar a los dieciséis años, entrando como meritorio en la compañía teatral de Gilbert y Sullivan. Lo más curioso es que ya dio muestras de lo que era capaz a esa edad, porque no se les ocurrió otra cosa que hacer que interpretase a un anciano. Y lo hizo muy convincentemente en la obra Liberty Hall. Desgraciadamente, Leo pertenecía a una familia de militares y le pilló en edad la Primera Guerra Mundial, así que abandonó su sueño de convertirse en actor para marchar al frente con veintiocho años. Eso le privó de ser una estrella de primera magnitud porque no volvió a las tablas hasta 1924, seis años después de la guerra, y porque renunció a su graduación militar de teniente y se marchó a Broadway a probar suerte.

La apostura de Leo le proporcionó un papel secundario en la obra Havoc y, a continuación, le ofrecieron el papel protagonista, ya en 1925, de la obra de Noel Coward El vértice. En 1933 entró en la compañía de Laurence Olivier de gira por América con la obra El árbol de Bahía Verde y tuvo un éxito extraordinario incorporando el papel del policía en la puesta en escena de Luz de gas y el papel protagonista en la obra El mundo de George Apley, que en cine interpretó Ronald Colman, permaneciendo más de un año en cartel. En 1934 el cine le tentó y debutó con un papel secundario en Así ama la mujer, de Clarence Brown, con Joan Crawford en el papel protagonista. Más importante fue su papel en Las vírgenes de Wimpole Street, al lado de Charles Laughton, Fredric March y Norma Shearer.

A partir de ahí apareció en películas de cierto renombre, lo cual cimentó su fama de excelente secundario. Ahí está en Capitanes intrépidos, de Victor Fleming, o en Cumbres borrascosas, de William Wyler. Pero quien realmente le hace un rostro conocido es Alfred Hitchcock con su papel en Rebeca como el Doctor Baker, que guarda una de las claves de la protagonista ausente. A partir de ahí, Hitchcock le llama con frecuencia en Sospecha, Recuerda (en un papel muy importante), El proceso Paradine, Extraños en un tren, Con la muerte en los talones como el jefe del servicio secreto que maneja los hilos de George Kaplan...pero no sólo de Hitchcock vivió Carroll, no.

También aparece en El puente de Waterloo, de Mervyn Le Roy, o en la eficaz La casa de la calle 92 de Henry Hathaway, o como el estirado Señor Massoula, especialista en bodas, en El padre de la novia, de Vincente Minnelli, o como el Mariscal Von Rundstedt, jefe del frente Oriental de Europa en la notable Rommel, el zorro del desierto, también como el director Henry Whitfield, uno de los que tiene que aguantar los caprichos de Jonathan Shields-Kirk Douglas en Cautivos del mal, también en Las nieves del Kilimanjaro al lado de Gregory Peck y de Ava Gardner o como caballero en la estupenda La reina virgen, de George Sidney, al lado de Jean Simmons, Stewart Granger y Charles Laughton, o en El cisne, de Charles Vidor, junto a Alec Guinness y Grace Kelly.

Otro de sus papeles más reconocibles es el del Conde Bertil Jacobssen, organizador de protocolo de los Premios Nobel en la estupenda El premio, de Mark Robson, con Paul Newman y Edward G. Robinson. Los más viejos del lugar también le reconocerían en su papel de Alexander Waverly, jefe de servicios secretos que tiene a su mando a Napoleon Solo y a Ilya Kuryakin en la serie El hombre de la CIPOL también conocida como Operación UNCLE. Su último trabajo fue también para televisión en la serie Ironside... ¿os acordáis de ese detective en silla de ruedas?

Su último éxito teatral fue la aparición en la obra de Agatha Christie Diez negritos (sí, soy políticamente incorrecto ¿y qué?)  en la temporada de verano de Broadway en la que,como no podía ser menos, encarnó al juez, personaje clave en la trama.

Leo G. Carroll es uno de esos actores que no importaba la longitud de su papel, sólo tenía que aparecer con su rostro lleno de personalidad y su estilo tranquilo y pausado por muy difícil que fuera su personaje. Ya no quedan actores así.

Como vídeo os dejo con un recordatorio precisamente de El hombre de la CIPOL, con Robert Vaughn como Napoleon Solo, David McCallum como Ilya Kuryakin y Leo G. Carroll en el tercer papel en importancia como Alexander Waverly.


Y como mosaico os dejo con su caracterización del Conde Bertil Jacobssen en El premio así le pondréis cara con más facilidad.

El martes que viene, Todos los Santos, me quedo en la sepultura. En dos semanas volvemos.

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