GUS MORNINS 19/4/22

 "Pero...¿qué ven mis ojos?...O, mejor dicho...¿qué es lo que no ven?"

                                                                                               Grupo de Cinéfilos del Gus.

Pero...¿esto qué es? ¿Qué significa esto? ¿Qué ha pasado? Regreso de las vacaciones y no sólo no hay más gus firmados por el dilecto maño, sino que han desaparecido los que ha realizado en su magistral y esperado regreso. Nos ha hecho una despedida a la francesa como una casa, o lo que viene siendo llamado en estos tiempos de difíciles nomenclaturas, un ghosting. No me lo puedo creer. La indignación crece entre la comunidad de los trillones y parece ser que ha hecho falta muy poco para que se le llenen los c... Perdón por la rima fácil, pero es que me lo he puesto a huevo...aissss...ya vale de pensar en lo mismo, César. 

Sospecho que será uno de esos misterios que sólo sabrán los más allegados a la pluma del aragonés, pero la sorpresa ha sido mayúscula. Yo que venía tan contento y me voy con el rabo entre las piernas (otra vez, César, no tienes remedio). Y es que no le sale del nabo (pffff) que disfrutemos con sus letras inigualables, su prosa espectacular, su doble sentido, su saber estar. Paciencia, lobo, paciencia. Las mejores presas caen con el asedio y no con el ataque frontal. Tendrá sus razones y habrá que respetarlas, pero esto ha sido una puñalada de tipo trapo y medio.

Ya que estamos con el ghosting hablemos de ghosts y cosas parecidas. Los fantasmas han sido (y siguen siendo) un tema recurrente dentro del cine (casi tanto como en el gus) y habría que recordar películas que han tenido a los fantasmas como núcleo central de su trama. Ahí tenemos, por ejemplo, Ghost (original que es uno), una película que tuvo un éxito impresionante en su tiempo y que a mí me gusta menos que un caramelo de fresa. Raruno que es uno (otra rima fácil). No soporto esta película tan insoportablemente almibarada, con ellos tan guapos, tan tontos y haciendo cerámica de tal manera que hasta el peor alfarero del mundo se da cuenta de que no están haciendo más que poner los dedos en el barro para que lo parezca. Y esa despedida...interminable, soporífera, horrible, que no se va, que no se va, para que, al final, se vaya...

Poniéndonos algo más serios tendríamos Suspense, de Jack Clayton, con guión de Truman Capote y con una Deborah Kerr demostrando lo que sabía hacer detrás de su máscara de frigidez mientras los fantasmas de la anterior institutriz y el jardinero, depravados ellos, que se entregan a juegos que dejan en mantillas al Monopoly, quieren seguir disfrutando aún después de que la muerte haya decidido visitarles. O, también, esa obra maestra que es La casa encantada, horrible título en español para The Haunting, que dirigió Robert Wise en el 63 con Juliet Harris, Claire Bloom, Richard Johnson y Russ Tamblyn en los principales papeles, vagando por una casa en la que el fantasma de un señor muy depravado (se ve que a todos los fantasmas les da por lo mismo) deambula con el fin de atrapar a la más débil del cuarteto. 

Parecida premisa es de la que partíó La leyenda de la mansión del infierno, de John Hough, con Clive Revill, Roddy McDowall y Gayle Hunicutt, como un grupo de científicos paranormales empeñados en comprobar si hay vida después de la muerte encerrándose en una mansión en la que los fantasmas pululan como Pedro por su casa. Y es que es su casa, ahora que lo pienso. 

Con Al final de la escalera, George C Scott pudo comprobar de primera mano que, efectivamente, los fantasmas existen, en este caso el de un niño que fue sacrificado para salvar la herencia de una fortuna incalculable. Tremenda película de la que guardo un maravilloso recuerdo porque fue la primera vez en mi vida que quedé con unos amigos para salir. Fuimos cinco y yo me perdí en el Metro a la vuelta. Como siempre, haciéndolo genial.

No, no voy a nombrar Casper, ni tampoco la que me parece la mejor película que ha dirigido nunca el pesadito de Peter Jackson como es Agárrame a esos fantasmas. Ni siquiera voy a nombrar las dos partes que barrieron en taquilla de Los cazafantasmas porque ambas me parecieron unos bodrios infumables. Pero sí voy a nombrar Poltergeist, porque pasé un miedo tremendo con esa casa que parecía la puerta al otro lado y por donde se colaban unos fantasmas de cierta mala leche que salían de sus tumbas porque la casa en la que vivía la familia protagonista estaba edificada sobre un cementerio.

Lo mismo pasaba, por cierto, con El resplandor, la maravillosa obra de arte de Stanley Kubrick que dinamitó a conciencia el material de Stephen King del que partía porque el amigo Stan sabía perfectamente que muchas cosas que estaban en la novela funcionaban menos que regular en el cine. Con esta película supimos que el mal siempre ha existido y, lamentablemente, siempre existirá y que los fantasmas también pueden comer el tarro de tal manera que se te puede ir la olla y vagar por los pasillos de un hotel con un hacha en la mano con tal de hacer una hamburguesa con tu mujer y tu hijo (cuántas veces he creído que esa era la única solución, convertirme en Jack Torrance y quedarme congelado en el laberinto).

Hay muchas más, sin duda, pero todas estas son las que se me ocurren, así, a bote pronto. Más que nada porque tengo muchos fantasmas acosándome en mi vida y tengo que hacer un conjuro de los buenos para ahuyentarlos. Sí, sí, House of Haunted Hill, en sus dos versiones,  o Terror en Amityville, o la más reciente Hereditary, que me gusta más bien nada. Ya lo sé. Pero para muestra ya habéis tenido unos cuantos botones.

Como vídeo, os dejo con este momentito de Al final de la escalera.


Y como mosaico, os dejo con un fotograma de Suspense que resulta de lo más inquietante. Vuelve, Dex. Te queremos. Te prometemos mantener a raya nuestras fantasías sexuales.



Comentarios

CARPET_WALLY ha dicho que…
Creo que te quedas corto y no me refiero a tu órgano favorito, sea cual sea.

Yo también aluciné en colores. Aceptar, como no podía ser de otra forma, que se desdiga de su vuelta es una cosa y otra que intente volver al pasado y hacer como si nada hubiese ocurrido.

Por dos razones, la primera es que el Gus no es una maquina del tiempo y aunque intentes reiniciar ya hay datos para la memoria. La segunda y, para mi, la más importante es que si pudiese ser válido es autocensurarse nunca lo puede ser censurar a los demás.

Dexter, echó sus escritos a la hoguera motivado por no se qué arrebato quizá fugaz o quizá permanente, pero al hacerlo condenó al fuego también lo que otros guseros habían escrito esos días. Y eso me parece un pecado capital, por irrespetuoso, grosero y poco empático.

Y lamento esta filípica (bastante suave para lo que me indigné) pública, pero creo que es necesario que los amigos (así considero al maño y al resto de trillones) sepa cuando, como, cuanto y por qué este servidor se siente molesto, enfadado o incluso ofendido.

Por otra parte, añadiría al gran repaso fantasmagórico de Bardés, otro film mucho menos almibarado que el de Demi, Patrick y Whoppy, pero también romántico "El famtasma y la señora Muir" o si vamos por la comedia, que no todo va a ser pasar sustos, "Bitlechus".

No sé si el mozo del cierzo tendrá a bien contestar y hacer penitencia publica. Tal vez así se ganase el perdón.

Abrazos condenados
Anónimo ha dicho que…
Os leo tarde, el pasado jueves fui abuela y todavía estoy aterrizando. Tengo una mezcla de sensaciones, casi todas bonitas, en el “casi“ va algún que otro temor añadido a los que ya tenía, supongo que es fruto de este tiempo de pandemias, guerras y demás mierdas que me impiden nombrar la palabra “felicidad”. A lo que vamos, yo también incluyo en la lista de pelis sobre fantasmas El fantasma y la Sra Muir, una de mis pelis preferidas. Tiene escenas maravillosas, frases para guardar y no olvidar. El cine...mi tabla de salvación, una vez más.

Lo del maño....pues mira, como pienso que nadie somos ya lo que fuimos, yo ya lo disculpo todo. A saber qué mal momento ha tenido. También comprendo el cabreo de mi caracolillo.

Besos empáticos

low

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