GUS MORNINS 11/1/21

 "Que yo sea recordado como hombre de acción es muy honroso para mí. Hay veces en las que estás en la cima de la colina y ves a un buen puñado de jóvenes dispuestos a sustituirte. Y se están haciendo estupendas películas de acción y no pienso aquello de "yo puedo hacerlo mejor". Los jóvenes vienen. Y lo hacen mejor y punto. Así es cómo se rompen los records olímpicos"         Rod Taylor

Feliz Año Nuevo a todos. No estoy en mi mejor estado de ánimo porque las Navidades han sido especialmente duras. Tuve el Omicron, mi tía (esa tía de toda la vida) falleció, no de COVID, y me he pasado confinado ocho días con el resto de la familia. Aún así, seguimos con la frente alta y los problemas sobrevenidos. Y, por supuesto, con el gus, que, al fin y al cabo, es un buenos días todos los martes.

Hoy rendimos homenaje a este actor australiano que hubiera cumplido en esta fecha los noventa y dos años. Su estilo era el de un intérprete de carácter, muy sólido, pero sin alardes. No le pidas a Rod Taylor ser un Marlon Brando porque, sencillamente, no sabía hacerlo, pero sí que te podía encarnar al hombre moderno, moderadamente atractivo, con cierta virilidad y, sin duda, seguridad. Lo demostró en muchos de sus papeles.

Rodney Taylor era hijo de un contratista de construcción y de una escritora de libros infantiles y se crió en un suburbio de Sidney. Su familia descendía de los primeros colonizadores del continente australiano. En un principio, el joven Rod quería dedicarse al diseño gráfico y realizó algunos trabajos en el periódico de Sidney, pero allí trabó amistad con un buen puñado de actores que acudían a hacerse una entrevista en la sección de cultura y comenzó a picarle el gusanillo de la interpretación. Tanto es así que entró en la Escuela de Interpretación de Sidney y, para pagarse los estudios, Rod trabajó en el diseño gráfico a la vez que hacía alguna chapuza que otra como limpiador de hospital, leñador, boxeador aficionado, alfarero y vendedor de productos deportivos. El caso es que Rod era poseedor de una voz privilegiada y, enseguida, dio el salto de la Escuela de Interpretación a la radio, llegando a ganar un premio nacional de radio por encarnar en las ondas, a los protagonistas de varias obras de George Bernard Shaw.

Realizó un par de películas como actor terciario en películas australianas y, haciendo realidad su sueño, se marchó a los Estados Unidos porque George Stevens se había fijado en su imponente físico y su calidad con la voz para interpretar uno de los papeles secundarios de Gigante, con el nombre de Rodney Taylor.

Siguió haciendo papeles secundarios en diversas producciones y también entró a trabajar en el teatro, en concreto en producción de Mercury, el teatro de Orson Welles. donde interpretó al protagonista de La comedia de los errores, de William Shakespeare. Mientras tanto, va ganando importancia en los papeles que realiza para el cine y ya es el rival amoroso de Montgomery Clift en El árbol de la vida e interpreta a uno de los huéspedes en la estupenda Mesas separadas, de Delbert Mann. Eso le da la oportunidad de dar el salto a los papeles principales. En concreto, Rod Taylor debuta por la puerta grande con un clásico de la fantasía y de la ciencia-ficción que resulta todo un éxito: El tiempo en sus manos, de George Pal.

Apenas dos años después, impresionado por su físico, Alfred Hitchcock le requiere para protagonizar Los pájaros al lado de Tippi Hedren. El propio Hitch barajó su nombre para que interviniese como el protagonista de su siguiente película, Marnie, pero vetaron el nombre de Rod Taylor porque la protagonista femenina volvía a ser Tippi Hedren y no querían que, de alguna manera, el público identificara a la pareja como algo estable. 

En 1965, John Ford le requiere para interpretar al poeta irlandés Sean O´Casey en El soñador rebelde. Podría haber sido un gran salto en su prestigio, pero, desgraciadamente, Ford cae enfermo a los pocos días de empezar el rodaje y se hace cargo del mismo Jack Cardiff. La película perdió fuerza y fue un sonoro fracaso.

En 1967 interpreta al afamado Peter MacDermott de Hotel en la versión cinematográfico que realizó Richard Quine con el título de Intriga en el Gran Hotel, una estupenda película que poco tiene que ver con la serie que protagonizaron en los ochenta James Brolin y Connie Selleca. 

En 1970 intenta hacerse un nombre en el cine europeo a las órdenes de Michelangelo Antonioni con Zabriskie Point, pero la película no obtiene ningún reconocimiento y el último papel con más o menos protagonismo que realiza Rod Taylor es al lado de John Wayne en Ladrones de trenes, bastante buena a pesar de que los años pesaban en todo su reparto.

En los años setenta, Rod Taylor se refugia en la televisión y realiza una serie que tuvo bastante éxito, haciendo pareja con Fernando Lamas y que aquí se tituló Barril de pólvora, sobre unos mercenarios aventureros que hacían de las suyas a principios de siglo en la frontera de Estados Unidos con México. 

En 1985, Rod Taylor se vino a España para rodar, a las órdenes de Miguel Hermoso, Marbella, un golpe de cinco estrellas. Así, sotto voce, os puedo contar que en la película estaba mi amigo Miguel Rellán y me contaba como el amigo Rod se cogía unas melopeas del quince y que le daban tiernecitas porque no hacía más que acercarse a él y decirle: "Nadie me quiere...nadie me quiere...¿tú me quieres, Miguel?" "Que sí, hombre, que sí, que te quiero mucho" "Gracias, Miguel, pero nadie me quiere....¿tú me quieres? ¿De verdad que me quieres?".....

El caso es que Rod Taylor ya no volvió a aparecer de protagonista en ninguna película. Sí que sorprendió a propios y extraños cuando realizó una aparición especial en la película de Quentin Tarantino Malditos bastardos interpretando al mismísimo Winston Churchill en una caracterización estupenda (mucho más cercana que la de otros que han interpretado al primer ministro en producciones recientes y no, no me estoy refiriendo a Gary Oldman). Fue su última intervención. Apenas seis años después, prácticamente retirado, Rod Taylor fallece de una insuficiencia cardíaca a los ochenta y cinco años de edad. 

Por cierto, quiero recomendar una película que me he dejado en el tintero, una de esas joyas desconocidas que permanecen escondidas y que a mí me gusta mucho. Se trata de Los pasos del destino, de Ralph Nelson. Rod Taylor comparte protagonismo con Glenn Ford en lo que es la investigación, muy paradójica, de un accidente aéreo. Una estupenda película en la que la gran Dorothy Malone realiza una aparición especial.

Como vídeo os dejo un pequeño montaje con las veinticinco películas de su filmografía mejor valoradas en IMDB.


Y como mosaico os dejo una foto suya junto a France Nuyen, uno de sus amores más longevos. Ella lo abandonó, precisamente, porque se lió con Marlon Brando.



Comentarios

CARPET_WALLY ha dicho que…
Mucho animo Lobo, espero que hayas mejorado de la dolencia (del dolor por la falta de tu tía es más complicado).

Feliz año Nuevo pese a empezar con mal pie, o terminar el anterior, que tanto da.

Seguir con la frente alta, con el gus, con los días buenos y los menos buenos, con los problemas y con las soluciones. Siempre seguir. Nunca parar. Hay que llegar, donde quiera que sea donde lleguemos que nos pille andando.

Un abrazo muy fuerte amigo.

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