GUS MORNINS 5/10/21

 "La gran evasión fue mi primera gran película en Hollywood y fue particularmente cercano mi papel porque yo había servido en la RAF y caí prisionero en un campo de concentración. Tenía un papel maravilloso y estaba encantado. El que fue difícil durante el rodaje fue Steve McQueen al que hicieron traer tres guionistas distintos que escribían y reescribían su papel hasta que estaba a su gusto. Mis principios fueron entre bambalinas de un teatro de mala muerte y sé lo que cuesta llegar a una posición cómoda dentro de la interpretación. Sabía que McQueen se comportaba así porque era una película de gran presupuesto y no le importaba que tiraran el dinero. Yo, simplemente, cerré la boca y disfruté de la experiencia. Fue estupendo."                                                 Donald Pleasance

Después de la salida de tiesto de la semana pasada, volvemos a ponernos serios para homenajear a este actor que hoy hubiera cumplido los ciento dos años. Una vez más, es imposible darle un repaso más o menos exhaustivo a su filmografía (sobrepasa los cien títulos) así que lo haremos a través de anécdotas o de cosas que dijo.

Su padre era director de estación ferroviaria y Donald (Don, para los amigos) sintió desde muy pronto la llamada de la interpretación. Realizó una prueba en la Royal Academy of Dramatic Arts de Londres y aprobó, pero no tomó posesión de la plaza porque no poseía los suficientes medios económicos. Se puso a trabajar al lado de su padre, con los trenes siempre como fondo hasta que un amigo le llamó para ser asistente de escena de una compañía de teatro que tenía su sede en la isla de Jersey. Sus ojos (fue conocido entre la crítica como "el hombre de la mirada hipnótica") le proporcionaron enseguida una oportunidad en la escena y Don destacó enseguida y parece ser que consigue dos interpretaciones memorables en Cumbres borrascosas y en Noche de Reyes, de Shakespeare. Sin embargo, la guerra interrumpe su actividad (la isla de Jersey llegó a ser ocupada por los alemanes) y, reclutado, objeta. Trabaja durante medio año como leñador, pero cambia de opinión después del inicio de los bombardeos de Londres por los nazis. Se enrola en la RAF y el radioperador de un bombardero Lancaster. En 1944 es derribado y destinado a un campo de concentración.

Tras el fin de la guerra, cree que tiene que empezar de nuevo, pero se queda casi sin palabras cuando Laurence Olivier, que le había visto actuar en Jersey, le llama para integrarse en la Old Vic para hacer Julio César y Antonio y Cleopatra. El éxito, el verdadero éxito, que le aúpa como un grandísimo actor fue al estrenar en 1960 El vigilante, de Harold Pinter en Londres y, más tarde, en 1962, en Broadway. Eso le proporciona que le llamen para hacer el mítico falsificador de La gran evasión, de John Sturges.

Vamos con ese anecdotario y esas declaraciones que hace a partir de ese momento.

Se casó cuatro veces y tuvo seis hijas. Algunas de ellas se dedicaron también al campo de la interpretación.

Recibió clases de locución cuando era un niño. De ahí que una de sus principales características fuera su dicción perfecta.

El director de origen libio Moustapha Akkad le preguntó cuántas partes de La noche de Halloween pensaba hacer. Él contestó: "me pararé en la veintidós".

En 1995, un poco antes de su fallecimiento, hizo realidad un viejo sueño. Puso en escena El rey Lear cambiando el sexo de los hijos del monarca por tres chicas que estuvieron interpretadas por sus propias hijas: Angela, Polly y Miranda Pleasance. Tuvo un gran éxito. El último que consiguió en teatro.

Una de las actividades que montó en el campo de concentración cuando estuvo prisionero fue formar un grupo de teatro. Las crónicas hablan de que consiguió una interpretación fantástica como el gángster Duke Mantee en la obra El bosque petrificado con un Capitán inglés haciendo el papel que en el cine hizo Bette Davis. El suyo lo hizo Humphrey Bogart.

Curiosamente, en La gran evasión, él era el único actor del lado aliado que había sido prisionero de guerra. Sin embargo, había otro. Se trata de Hannes Messemer, que interpreta al comandante del campo y que estuvo en un campo de concentración inglés. Ambos fueron consejeros técnicos para el director John Sturges y se llevaron extraordinariamente bien.

Fue nominado en cuatro ocasiones al Tony como mejor actor. Nunca ganó.

A menudo, bromeaba con sus amigos que siempre le daban papeles de villano hasta que hizo el papel del Dr. Sam Loomis de La noche de Halloween, una especie de Doctor Abraham Van Helsing que se enfrentaba al psicópata Michael Myers. Luego decía que, a partir de ese trabajo, sólo le ofrecían papeles de héroe.

Fue famoso en los rodajes porque era extremadamente minucioso en la preparación de sus papeles. Tanto es así que incluía en su contrato que era él quien diseñaba su propio vestuario. Fue muy admirado por esto.

No le gustaba conceder entrevistas para televisión. Decía que le hacían perder parte de su encanto.

Cuando le preguntaban por qué hacía tantas películas de terror, especialmente al final de su carrera, él contestaba: "Porque tengo seis hijas y eso cuesta una fortuna".

Una de sus hijas declaró que tuvo serios problemas con el alcohol, pero que, en un acto de valentía, a principios de los ochenta. Lo dejó de un día para otro. Sólo con su fuerza de voluntad. De repente, llegó un día a casa y tiró todas las botellas que encontró. No volvió a beber nunca más.

Vamos a ver lo que decía en esos papeles del mundo:

"Hay una película horrible que hice en cierta ocasión que se llamaba Mutación criminal. La hice sólo por dinero. Tengo seis hijas y eso cuesta mucho dinero así que uno acepta cualquier cosa con tal de pagar las facturas. Trabajé con un director medio loco, pero que era encantador, un tipo brillante del que me hice muy amigo. A pesar de que la película era horrible, lo pasé horriblemente bien. Todo el equipo técnico formó un grupo de buenos amigos y eso, para mí, significa mucho. Ahora bien, esa película puedo asegurar que no es una de las cúspides de mi carrera"-

"THX 1138 fue una película muy divertida de hacer. De alguna manera, supe ver que George Lucas iba a hacer cosas importantes. Impresionaba todo lo que sabía técnicamente con lo joven que era. Eso sí, la película fue un rollo".

"John Carpenter es el mejor director con el que he trabajado. Una de las razones de mi aprecio es la valentía que demostraba eligiéndome a mí. Dándome los papeles del Presidente de los Estados Unidos en 1997: Rescate en Nueva York y del Doctor Sam Loomis en La noche de Halloween me salvó de estar condenado para siempre a los típicos papeles de psicóticos o de malvados. El hacer algo en escena que la gente no espera me encanta. Me pasó con El príncipe de las tinieblas. La gente iba al cine esperando que yo fuera el más malvado de los malvados y resulta que yo interpretaba todo lo que había de bueno en el mundo. Eso me encantaba".

"La gente me ha conocido mucho por mis villanos. Especialmente desde que interpreté a Blofeld en Sólo se vive dos veces. Y, a menudo, han creído que mi carácter tendía hacia la maldad y están muy equivocados. En la vida real, yo no soy el villano, soy el perseguidor.

"Una de las cosas que más me gustan es que no he parado de trabajar. Y lo he hecho en los más diversos países con producciones de todo tipo y lugar. En España, con Gonzalo Suárez, en Francia con Roman Polanski. Incluso he hecho películas en Israel. Eso me da la tranquilidad de saber que puedo estar en el jardín de mi casa jugando sin preocupaciones con mis nietos. Eso sí, no hay nada que se pueda comparar a esa posibilidad que siempre existe de que me llamen en cualquier momento para hacer una película en cualquier lugar del mundo".

"Me encantó hacer una película como Viaje alucinante. Para mí fue mágico entrar aquel primer día en el plató y ver cómo habían recreado el interior del cuerpo humano en un plató gigante. No me importó hacer, una vez más, del malo de la película y me pareció genial que, al final, fuera devorado por los anticuerpos".

"He hecho muchas películas de terror, buenas, malas y horribles. Pero yo sé cómo van a ser desde el primer minuto. Llego allí, veo cómo el director y el director artístico han creado el ambiente y sé perfectamente que aquello va a ser bueno o intragable".

Sé que este retrato de Donald Pleasance es totalmente incompleto y que ha hecho multitud de papeles que ni siquiera se nombran, pero creo que es un homenaje que él aprobaría. Como vídeo os dejo la interpretación que hizo del Reichsführer Heinrich Himmler en Ha llegado el águila, un papel breve pero tremendo en las dos escenas que aparece. Una de ellas es esta, en la que decide que el plan preparado por el Coronel interpretado por Robert Duvall siga adelante con el Oberst (Capitán) Kurt Steiner como encargado de la operación.


Como mosaico, os lo dejo ahí en un descanso de la famosa escena en la que todos se ponen algo piripis con motivo del día de la independencia de los Estados Unidos. Para mí que en esas tazas había licor de patata de verdad.


La semana que viene, ya que es la Pilarica, me tomaré un breve descanso. 




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