GUS MORNINS 19/5/21

 

“Sólo dependiendo de la toma que hagas, podrás hacer que una misma cosa sea fea o maravillosamente hermosa”.                                                 Gordon Willis

Hoy vamos a rendir homenaje a uno de los más impresionantes directores de fotografía que ha dado el cine como es el gran Gordon Willis. Nos sirve por partida doble porque hoy hace siete años que nos dejó y, además, dentro de diez días hubiera cumplido los noventa, así que miel sobre hojuelas y objetivo sobre la cámara. Fue conocido entre la profesión como “El príncipe de las tinieblas”.

No existen muchas notas biográficas sobre este príncipe, conocido así por la forma de iluminar que exhibió en todas las partes de El padrino al mantener en sombras los ojos de los personajes, dándoles un aire permanentemente siniestro y morboso. Eso, durante muchos años, hizo que muchos compañeros de profesión se preguntasen cómo lo había hecho este maestro. Simplemente, con la colocación de luces y con una fotografía muy contrastada con el negro. Willis era un amante de la sencillez que hacía que todo pareciera muy complicado.

Sus colaboraciones con Francis Ford Coppola fueron míticas, pero no lo fueron menos las que realizó con Woody Allen. La mítica fotografía en blanco y negro de Manhattan también es obra suya. También las que realizó para Alan Pakula en Klute o El último testigo, o Todos los hombres del presidente. O también para Stuart Rosenberg para Con el agua al cuello, o para ese musical maldito de Herbert Ross, que incidía mucho más en el pesimismo que en el optimismo con el título de Dinero caído del cielo y, por supuesto, con Allen trabaja en varias como es La comedia sexual de una noche de verano, Annie Hall, el palizón que se dio con Zelig, La rosa púrpura de El Cairo o Broadway Danny Rose y, por supuesto, el tono divertido con el que fotografió una película sin muchas más pretensiones que las de hacer reír en Esta casa es una ruina, de Richard Benjamin.

Además de todo ello, no mucha gente sabe que dirigió una película de suspense titulada Ventanas con Talia Shire y Elizabeth Ashley, en una historia sobre lesbianismo obsesivo, voyeurismo y malos rollos que, sin duda, no fue una obra de arte, pero que resulta interesante por su ritmo extremadamente lento que acentúa el agobio de una obra opresiva y llena de angustia. Aún así, el propio Gordon Willis reconoció que aquello fue un error y decidió no dirigir más.

Curiosamente, Gordon Willis no ganó jamás un Premio de la Academia de Hollywood. Fue nominado sólo en dos ocasiones y en ambas perdió. En concreto fue mencionado por sus trabajos en Zelig y en El padrino III. La Academia intentó reparar el desaguisado con el consabido Oscar especial por toda su carrera que se le concedió en 2009.

Como vídeo, no puedo resistirme, os dejo con el inicio de Manhattan. Uno de los comienzos más maravillosos de la historia del cine que fue fotografiado como nadie por uno de los mejores directores de fotografía del mundo.



Y como mosaico, ahí os lo dejo, al lado de su otro gran cooperador, Francis Ford Coppola.



 

Comentarios

carpet_wally@gmail.com ha dicho que…
Es impresionante lo de Gordon Willis en efecto. Y curioso que no hubiera ganado ningún Oscar. He mirado porque no sabía quien se lo había arrebatado en los padrinos que a mi me parecen unos trabajos increíbles. Y he visto que en la primera de la saga, el Oscar a la mejor fotografía se la llevó "Cabaret" y podría valer, con el segundo Padrino, la mejor fotografía se la llevó "El coloso en llamas", que podría ser más discutible, pero lo alucinante es que Willis ni siquiera perdió porque no estuvo ni nominado.

Con "El padrino" si fue nominado aunque perdió en esta ocasión frente a "Bailando con lobos".

Creo que hace una eternidad que no me pasaba por aquí (ni para leer, así estaban las cosas) y espero que en breve la cosa cambie, me he quitado un trabajo "especial" que me ha ocupado todo el tiempo del mundo hasta para hacer mis tareas habituales, ahora tengo que ponerlas al día, pero ya empiezo a respirar.

Por cierto en el TFG de mi hija, la cria se ha empeñado en rodar una de las secuencias de manera similar a una de "Otra mujer" de Woody Allen con un guiño a Bergman. Está llena de grandes ideas, pero, claro, no tiene a Sven Nykvist si no a un chaval con mucho entusiasmo.

Veremos en que queda la cosa.

Abrazos sin obturador

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