GUS MORNINS 11/05/2021
Jack Tyler Brigance: Les quiero contar una historia. Les
voy a pedir que cierren los ojos mientras les cuento la historia. Quiero que me
escuchen. Quiero que se escuchen a sí mismos. Háganlo. Cierren sus ojos, por
favor. Esta es la historia de una niñita que vuelve a casa después de comprar
unas cuantas cosas en la tienda de alimentación en una tarde soleada. Quiero
que se imaginen a la niña. De repente, un camión la sobrepasa. Dos hombres
saltan sobre ella. La llevan a un campo cercano y la atan y arrancan la ropa de
su cuerpo. Se tumban sobre ella. Primero uno. Luego, el otro. La violan,
arrancando la pura inocencia con su comportamiento vicioso ahogado en el
aliento al alcohol. Cuando han acabado, después de haber terminado y haberla
condenado a no tener hijos, a criar vida en su interior, deciden obligarla a
servir de diana. Empiezan a arrojarla latas de cerveza. Lo hacen con tanta
violencia que hieren su carne y rompen sus huesos. Se mean en ella. Y luego la
ahorcan. Con una soga. Con un nudo alrededor de su cuello. Imaginen cómo se
aprieta el nudo alrededor de su cuello mientras la elevan por el aire y sus
pies quedan en vilo. El suelo desaparece bajo sus pies. Sin embargo, la soga no
es lo suficientemente fuerte. Se rompe y ella cae al suelo. Así que la cogen, la
arrojan a la parte de atrás de la furgoneta y conducen hasta un puente. La
arrojan por el borde. Y ella cae a treinta pies de altura sobre el agreste río.
¿La pueden ver? Violada, golpeada, con el cuerpo roto y bañado en orina y
semen, ensangrentada, abandonada a la muerte. ¿La pueden ver? Quiero que se
imaginen a esa niñita…y ahora…imaginen que es blanca. Matthew
McConaughey en “Tiempo de matar”, de Joel Schumacher
Con este estremecedor
discurso, absolutamente brillante, el abogado que interpreta Matthew
McConaughey en la película consigue la absolución de Samuel L. Jackson en esa
excelente cinta que es Tiempo de matar
y de la que se cumplen veinticinco años de su estreno. Junto con La tapadera es, quizá, la mejor
adaptación que se haya hecho de cualquier novela de John Grisham y resulta
realmente sobrecogedora en muchos de sus pasajes con el odio racial de fondo. A
veces, una película resulta mucho más efectiva que un millón de pancartas.
Pero, vamos, que esto
es alegría, os contaré un montón de anécdotas de la película para saber algo
más sobre ella.
En realidad, Matthew
McConaughey luchó por interpretar el papel de Freddie Lee Cobb, el odioso
hombre del Klan que, finalmente, interpretó Kiefer Sutherland. Cuando hizo la
prueba, Joel Schumacher, el director, no lo dudó. McConaughey debía ser el
protagonista. El actor no estaba nada seguro de poder llegar a la talla
dramática que requería el personaje, pero Schumacher le dijo que se relajara y
confiase en él. Le llevaría de la mano en cada escena. McConaughey lo clavó.
Muchos, muchos antes de su Oscar y de su fama.
En realidad, estaba
previsto que el papel de Jake Brigance, el abogado defensor, fuera desempeñado
por Kevin Costner, pero el propio John Grisham puso pegas. Creía que el abogado
tenía que ser más joven, más fresco. Costner habló con el escritor y dejó el
proyecto.
La inspiración de John
Grisham para escribir el libro le vino de un caso real que pudo presenciar en
prácticas como estudiante de la facultad de Derecho en el Condado de De Soto,
en Alabama. Dos niñas fueron violadas, de doce y dieciséis años, por otro
hombre de color. Después de analizar los comportamientos y las líneas de
defensa, Grisham decidió fabular sobre la idea de que el padre de las niñas
matara al asaltante. Tardó tres años en escribir el libro.
Otro que se ofreció
para interpretar el papel de Jake Brigance fue Woody Harrelson. John Grisham se
opuso frontalmente y Harrelson desistió.
Donald Sutherland
quería que su personaje fuera un borracho total, un inútil que fue alguien en
su día en las cortes de justicia. Joel Schumacher consiguió suavizar un poco su
visión.
La novela de John
Grisham fue muy polémica cuando se publicó porque, en realidad, se perdonaba el
crimen de un asesino.
La primera opción de
Schumacher para interpretar a Jake Brigance fue, sorprendentemente, Val Kilmer.
Además tenía la aprobación de John Grisham. Afortunadamente, Kilmer rehusó el
ofrecimiento.
Paul Newman fue tentado
para interpretar el papel que finalmente hizo Donald Sutherland. Lo rechazó
porque pensó que no era un personaje demasiado positivo, ni demasiado
importante.
La primera opción para
interpretar al juez, finalmente realizado por Patrick McGoohan, fue Bruce Dern.
Rechazó el papel porque tenía otros compromisos.
Si os preguntáis cuáles
son las diferencias con respecto al libro, os diré unas cuantas. El asesinato
de los dos culpables de la violación no ocurre así en la novela. En el libro,
el padre (interpretado por Samuel L. Jackson) acaba con ellos en medio de la
multitud. Por otro lado, la secretaria de Brigance (que en la película es
Brenda Fricker), tiene una relación mucho más antagónica con el protagonista y
cree que, realmente, es un abogado horrible. Además, ella tiene un hijo que
recuerda bastante a Lucien (Donald Sutherland). Brigance (McConaughey) busca el
consejo de Lucien, pero ni mucho menos tiene una relación padre-hijo como se
sugiere en la película. El policía traidor es negro en el libro, con lo que es
imposible que sea miembro del Klan. El juez (Patrick McGoohan) también muestra
una cierta enemistad contra el fiscal Buckley (Kevin Spacey) cosa que en la
película no está. La escena final, en la que Jake acude con su familia a una barbacoa
organizada por el padre, existe en la novela, pero no va con su familia, sino
con Harry Rex (Oliver Platt), el otro abogado que le ayuda en el caso. Todo el
tema del arreglo que se hace con la Asociación Nacional para la Defensa de la
Gente de Color no existe en el libro.
El caso es que fue una
película que, por reparto, dirección y realización, sigue siendo muy buena.
Como vídeo, os dejo con el discurso de McConaughey, que merece la pena por la
voz y la reacción de todos.
Y como mosaico, os dejo
con un descanso en el rodaje con Spacey y McConaughey, los dos abogados que se
ven las caras.
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