GUS MORNINS 14/12/22

 "Soy un ama de casa que, accidentalmente, se ha convertido en actriz".

                                                                                                        Lee Remick


Vamos a rendir homenaje a esta gran y preciosa actriz que se nos fue antes de tiempo y que hoy hubiera cumplido los ochenta y siete años. La madre de Lee era actriz y el padre era encargado de vestuario. El caso es que ella se sintió atraída por el mundo de la interpretación desde bien pequeña. Era buena estudiante y en el colegio ya hizo sus pinitos sobre el escenario. Le gustó tanto que tuvo bien claro a qué quería dedicarse así que entro en el Bernard College de Interpretación en Boston y posteriormente pasó a estudiar en el mítico Actor´s Studio de Elia Kazan.

Su profesor vio enseguida las dotes que la adornaban como actriz y, aún sin graduarse, le ofreció un papel estelar en la más que notable Un rostro entre la multitud, una estupenda película de Kazan que trata sobre un tipo que se hace popular políticamente entre las masas cuando, dentro de él, se esconde un fascista redomado que se hace pasar por hombre del pueblo, sencillo, cantarín y campechano. Al lado de Lee Remick, que hizo de una jovencita que se casa con el individuo en cuestión, estaban en el reparto el cantante Andy Griffith, la gran Patricia Neal y los estupendos Tony Franciosa y Walter Matthau.

Se puso a la sombra de Joanne Woodward y de Paul Newman, de Orson Welles y de un buen reparto para intervenir en El largo y cálido verano, donde, a la vista de los que la acompañaban, brilló bien poco. Su espaldarazo definitivo le vino con su interpretación en Anatomía de un asesinato, de Otto Preminger, sustituyendo en el último momento a Lana Turner y dando una imagen sexy y totalmente provocativa, consiguiendo una nominación a la mejor actriz secundaria.

En 1962, obtiene otra nominación como actriz principal en la impresionante, escalofriante y terrible Días de vino y rosas, de Blake Edwards, al lado de un Jack Lemmon fuera de serie. La asignatura pendiente de Lee era, hasta ese momento, el teatro, pero consiguió un papel a su medida que le hizo triunfar, el de la ciega acosada por unos canallas en Sola en la oscuridad que, unos años más tarde, realizó Audrey Hepburn bajo la dirección de Terence Young. La obra la tuvo muchos años ocupada y, de hecho, se le ofreció el papel protagonista para su adaptación cinematográfica, pero estaba muy cansada y declinó el ofrecimiento. Lee fue una mujer muy libre en ese sentido.

Cuando lo tenía todo, decidió retirarse a Inglaterra y aparecer en el cine esporádicamente. Lo hizo de nuevo en 1974 al lado de Gregory Peck para ese clásico del cine de terror que es La profecía extraordinaria como la madre adoptiva (aunque ella no lo sabe) de Damien, el niño diabólico que crece a la sombra del poder. Con el éxito de la película se convierte en socia de James Garner para fundar una productora de televisión, medio en el que se refugia durante la mayor parte de su carrera. Por supuesto, habría que citar también su intervención en otra película de Elia Kazan como Río salvaje donde luce bellísima, espléndida y talentosa. O en la estupenda película de "espías dormidos" Teléfono, al lado de Charles Bronson y dirigida por Don Siegel. También habría que destacar su intervención al lado de Frank Sinatra en esa maravilla del cine negro que es El detective, en donde el actor encarna a Joe Leland, que no es otro que el mismo personaje que interpreta Bruce Willis con el nombre de John McClane en La jungla de cristal. Lamentablemente, cuando todo el mundo esperaba ver la madurez de una actriz que era mucho más que un rostro bonito, un cáncer de hígado y riñón se la llevó a los cincuenta y cinco años de edad. Y el cine pierde a una gran actriz.

Sobre Jack Lemmon opinaba: "Es extraordinariamente instintivo. Es un actor infalible".

Sobre Montgomery Clift decía: "Él me inspiró muchísimo para actuar. Supongo que al igual que muchas chicas de mi generación. Me despertaba un sentimiento de querer cuidar de él porque era igual a un pájaro herido. Era totalmente vulnerable".

Sobre Laurence Harvey, con quien trabajó en El precio de la muerte de Carol Reed decía: "Mis historias a su lado son tan horrorosas que prefiero no recordarlas".

Cuando le preguntaban sobre su atractivo sexual ella contestaba: "Las tetas y los culos son terriblemente aburridos".

La película favorita de toda su carrera es Río Salvaje y considera que también es su mejor interpretación gracias a la cuidadísima dirección de Elia Kazan.

Fue una buena amiga de la pareja Tracy-Hepburn. Incluso estuvo a punto de actuar con ellos en la que, posiblemente, sea una de sus peores películas juntos Su otra esposa. Kate quería que actuara. Tracy le dijo que el papel no valía nada y que debía aspirar a algo más. Remick hizo caso a Tracy.

Tenía serios problemas para mantener la línea porque era una adicta irredenta al chocolate.

El caso es que era una actriz con grandes maneras, con una excelente profundidad y con una mirada muy difícil de olvidar. Como vídeo, os dejo con un documento muy curioso. Es una película familiar que se hizo en un encuentro que organizaron Paul Newman y Joanne Woodward en su casa de la playa de Malibú con unos cuantos amigos bastante conocidos. Entre ellos, naturalmente, Lee Remick. Está en super 8 y es muy interesante verlos a todos al natural


Y como mosaico os dejo con ella en todo su esplendor. Tanto talento y tanta belleza junta era como una estrella que refulgió el doble que las demás,  pero la mitad de tiempo.




Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me gustaba mucho Lee Remick, su interpretación en Días de vino y rosas me impactó mucho la primera vez que la vi. Es una peli que tuvo mucha importancia en un momento de mi vida.

El vídeo me ha encantado aunque mi Paul salga hecho un Cristo, a saber qué le había pasado. Me ha parecido ver entre las caras conocidas que aparecen a Juliette Greco, aunque no me pega mucho así que igual no era ella.

Besos. low

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