GUS MORNINS 5/7/22

"Creo firmemente en lo que decía Albert Camus. Cuando el telón cae, tu trabajo está hecho. Y a partir de ahí, la responsabilidad pasa a otro porque tú ya has acabado. Lo que tú has representado en esta vida, sólo es un aspecto de la cuestión moral"                                               Warren Oates

Hoy vamos a rendir homenaje a este actor que destacó como secundario, sí, pero también tuvo papeles principales que se quedaron indeleblemente marcados en la memoria de cualquier cinéfilo porque no fueron en películas normales. Fue uno de esos intérpretes que supo introducirse en muchas películas de culto y sus roles protagonistas lo fueron en ese tipo de películas. Con un estilo visceral, áspero, Oates no podía hacer de galán. Sólo podía ser patán, villano o rudo o, en todo caso, el tontorrón de comedia. La finura no entraba en sus planes. Hoy hubiera cumplido los noventa y seis años.

Oates nació en una familia que poseía una tienda de suministros para mineros que trabajaban en el estado de Kentucky. Dependían casi exclusivamente de las minas. Evidentemente, cuando cerraron, ellos también se vieron en la calle. Para mantener a su familia, Oates trabajó de campesino, recogiendo fresas (esa fruta que me gusta tanto). Cuando la situación familiar mejoró, se mudaron a Louisville y Oates encontró trabajo como celador de hospital. En 1945 termina sus estudios de secundaria y se enrola en el Cuerpo de Marines. Sirve allí dos años como mecánico de aviones. Con el derecho a entrar en la universidad por haber servido a la patria, entró en la Universidad de Louisville y cuando oye que buscan a un estudiante para interpretar a un campesino en una obra de teatro universitario, se ofrece y, naturalmente, clava el papel.

Trabaja en oficios menores y conoce a Robert Culp y a Steve McQueen con quien mantuvo una amistad para toda la vida. Se presentó a todos los castings habidos y por haber y consiguió un trabajo en la cadena CBS en lugar de un joven que había aceptado una oferta para el cine y se llamaba James Dean. Se trataba de una serie que se llamaba Beat the rock, que no tuvo mucho éxito, pero fue suficiente como para que llamaren a Warren a las obras de teatro que se hacían en directo en televisión. En una de ellas, actuando junto a su amigo Robert Culp, consigue un premio de interpretación que exhibe en todas partes como carta de presentación.

En una grabación de un episodio de la serie El hombre del rifle, conoce al director que acabara siendo parte fundamental de su carrera, el gran Sam Peckinpah. (No creo que Sam sea un monstruo. Es sólo que él se esfuerza en herirte en lo más íntimo. Y, por supuesto, te permite que, después, te mees en ello"). Después de participar como secundario en la estupenda Infierno bajo las aguas, comienza a trabajar como habitual para Peckinpah en Duelo en la Alta Sierra, y en Mayor Dundee. Aparece como el torpe policía Wood en En el calor de la noche y vuelve con Peckinpah para ser uno de los cuatro integrantes de la maravillosa Grupo salvaje.

Colabora con Joe Mankiewicz en un curioso papel de asesino silencioso en El día de los tramposos y el protagonismo le llega por la vía "underground" con Carretera asfaltada en dos direcciones. de Monte Hellman, en donde interpreta al mecánico de un piloto, el cantante James Taylor, que recorren el país de competición en competición. Eso anima para que John Milius le encargue el papel principal de Dillinger, biografía del gángster que amaba el cine y que es infinitamente mejor que la versión que hizo Michael Mann muchos años después con Johnny Depp de protagonista y con el título de Enemigos públicos.

Su amigo Sam Peckinpah le ofrece el papel por el que es más reconocido en toda su carrera: Quiero la cabeza de Alfredo García, un originalísimo título de reminiscencias con el western, aunque, en realidad, es más una película de cine negro, con un Oates empeñado en localizar la cabeza del hombre que viola a la hija de Emilio Fernández, capo mexicano de la droga. Aparte de la interpretación de Warren Oates, hay que destacar la extraordinaria aparición, en la piel de dos asesinos profesionales de tendencia homosexual y absolutamente sanguinarios, que interpretaron Gig Young y Robert Webber. Una estupenda película.

Siguió actuando en películas como secundario, con Steven Spielberg, Ivan Reitman o William Friedkin y, además, desarrolló una prolífica carrera en televisión, actuando en más de cincuenta series. Sin embargo, Warren Oates no era un hombre muy centrado. A pesar de que amaba el campo e, incluso, se hizo propietario de una ganadería, era alcohólico y drogadicto empedernido. La combinación de tantos excesos le llevó a un ataque cardíaco mortal con la temprana edad de cincuenta y tres años. Dejó tras de sí una estela de fanáticos de su estilo interpretativo que se pueden incluir en la categoría de "frikis" sin ningún problema.

Os dejo con un pequeñito homenaje a sus caracterizaciones en diversas películas y series.


 Y hoy no hay mosaico, lo dejamos como esta porque estoy en un ordenador ajeno y no sé muy bien cómo hacerlo. Estoy seguro de que sabréis disculparme.

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