GUS MORNINS 14/12/21

 "Recuerda, George, ningún hombre está perdido si tiene amigos"

                                                                                                  ¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra

A mí últimamente me están escaseando, así que debo de estar al borde de la perdición. Pero yo no he venido aquí a hablar de mi libro, sino de los setenta y cinco años que cumple esta película que, para qué vamos a engañarnos, es una variación del Cuento de Navidad, de Dickens y que se ha convertido, prácticamente, en la película por excelencia de las Navidades. 

No voy a hablaros de la película (sinceramente, desde lo más hondo de mi corazón, he llegado a cogerle un poco de manía de tantísimas veces que la han puesto y tantísimas veces que la he visto), así que voy a desgranaros algunas anécdotas del rodaje.

En la escena en la que tío Billy, magistralmente interpretado por Thomas Mitchell, se tropieza con los cubos de basura de detrás de la casa de George (James Stewart), podemos apreciar que Jimmy se ríe. Bien, esa risa es de verdad porque no estaba previsto que Mitchell se tropezara con nada, pero lo hizo y siguió con la escena. Quedó tan bien que Capra decidió dejarla en la película tal y como estaba.

El gimnasio que aparece en la película con una piscina por debajo de su tarimado es absolutamente real y todavía existe y está en uso en la Beverly Hills High School de Beverly Hills.

James Stewart no tenía el mejor estado de ánimo para rodar la película porque acababa de licenciarse del ejército después de su experiencia como jefe de un escuadrón de bombarderos durante la Segunda Guerra Mundial. Tenía mucho miedo en la escena del beso al teléfono con Donna Reed y Frank Capra le aseguró que lo harían sin ensayar. La toma que se ve en la película es la primera que se hizo y Capra, incluso, llegó a temer que no pasaría la censura por lo apasionado que se le ve a él.

El decorado del pueblo de Bedford Falls donde se desarrolla la historia fue el mayor que se había construido hasta la época en Hollywood. Todo un esfuerzo de producción.

Steven Spielberg y Rob Reiner han declarado que esta es una de sus películas favoritas.

En contra de lo que se pudiera pensar, el personaje de George Bailey no es el favorito de James Stewart. Ese honor es para el borrachuzo y bonachón personaje de El invisible Harvey.

James Stewart, desanimado por sus experiencias en la guerra, no estaba nada convencido de rodar la película. El hombre que le convenció fue Lionel Barrymore, que interpretó al "malo" de la película, el odioso señor Potter.

Donna Reed estaba muy orgullosa de haber nacido en el interior de los Estados Unidos, concretamente en Iowa. Se encontró con que Lionel Barrymore también lo estaba. Para probar quién estaba más orgulloso de sus orígenes se apostaron a ver quién era capaz de beberse un vaso entero de leche recién ordeñada de la vaca de un solo trago. Ganó Donna Reed.

Frank Capra estimó que el rodaje duraría noventa días. Acertó de pleno. Fueron noventa días. Para celebrarlo invitó en el mismo set a todo el equipo a una fiesta que duró dos días.

En 2004,la BBC realizó una encuesta sobre las mejores películas que nunca habían ganado un Oscar. La primera fue Cadena perpetua. La segunda fue ¡Qué bello es vivir!

Se dio la circunstancia de que era una de las favoritas a los Premios de la Academia de 1946 con cinco nominaciones. Había ganado varios Globos de Oro y Frank Capra estaba convencido de que algo iba a rascar. Se fue de vacío, siendo la gran ganadora de aquel año Los mejores años de nuestra vida, de William Wyler, a la sazón socio del propio Capra en una nueva productora llamada Liberty.

En la primera escritura de guión, antes de que el propio Capra metiera mano, el personaje del señor Potter no existía. Era el propio personaje de George el que se iba envileciendo debido a su profesión. Algo que, por otra parte, era muy parecido a la evolución que había tenido el Ebenezer Scrooge de Cuento de Navidad. Cuando Capra, en contra de los deseos de los guionistas Albert Hackett y Frances Goodrich, empezó a reescribir el guión, se desvió la maldad hacia el señor Potter haciendo que George fuera una víctima de las circunstancias.

Ginger Rogers fue una de las primeras opciones para interpretar el papel de Donna Reed. Lo rechazó. En sus memorias llega a decir que "en esa época esta rematadamente loca para rechazar algo así, lo sé".

Curiosamente, la película se rodó en verano. Los actores pasaron serias dificultades con el calor debido a que tenían que llevar ropa de invierno mientras se rodaba. Eso también se puede apreciar, por ejemplo, en la escena en la que Stewart está en el puente a punto de arrojarse. Está sudando como un pollo.

También como curiosidad que apenas se aprecia. 42 campanillas se oyen a lo largo de toda la película, así que se supone que 42 ángeles consiguen sus alas mientras se desarrolla la trama.

El caso es que, muy posiblemente, durante estas Navidades, volveremos a ver "¡Qué bello es vivir!". Yo ya lo he hecho por razones profesionales. Y siempre acabo pensando que Capra era un poco cabrón porque no puedo reprimir las lágrimas.

Como vídeo os dejo el final de la película. Nunca está de más recordar esa frase con la que abrimos este homenaje.


Y como mosaico, os dejo a George al lado de un ángel que quería ganarse sus alas y ascender de su categoría de "ángel de segunda clase".



Comentarios

Entradas populares de este blog

Guuud mornins, 14/05/13

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (XLVIII)

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (LXV)