GUS MORNINS 13/7/21

 

“Si escribo una novela, soy Dios. Si escribo un guión…soy un Dios menor”.

                                                                                      Donald Westlake

Vamos a despedir el gus por esta temporada-curso con un homenaje a este escritor y guionista, maestro del negro más atípico, que hoy hubiera cumplido los ochenta y ocho años.

Aunque Donald Westlake asistió a dos colegios de élite, jamás obtuvo buenas notas y no consiguió acceder a ninguna universidad. Eso sí, fue al ejército y sirvió durante más de dos años en las Fuerzas Aéreas, lugar donde empezó a ver personalidades fascinantes que inspiraron su forma de escribir. Allí fue donde comenzó a escribir. Donald Westlake, al regreso del ejército, publicó casi inmediatamente. Su estilo directo, conciso, duro y absolutamente novedoso en cuanto a personajes llamó poderosamente la atención de los editores y, tanto es así, que escribió tanto y tanto que tuvo que hacerlo, a veces, bajo pseudónimo para que pareciera que toda esa cantidad ingente de novelas que salían de su pluma no fueran del mismo creador. Así, entre sus pseudónimos figuran el de Richard Stark, Tucker Coe y Samuel Holt y, a partir de 1962, es decir con apenas veintinueve años, era un nombre muy disputado entre los diferentes editores. Ahí es donde creó a su famoso personaje, Parker, un hombre que poseía una ética muy particular, pero que se hallaba al otro lado de la ley. A continuación creó otro personaje muy famoso, el ladrón de guante blanco John Dortmunder. Vamos a ver sus traslaciones al cine, que es lo que interesa.

La primera de sus novelas que fueron adaptadas al cine fue Un millón en un cadáver, pero no le gustó demasiado el invento porque fue más una comedia que otra cosa. A pesar de estar ambientada en el mundo de los ladrones más finos, la película tiene bastante coña con Sid Caesar y Robert Ryan en los principales papeles.

Con la siguiente ya fue otra cosa. A quemarropa, de John Boorman, con Lee Marvin incorporando a su personaje de Parker (rebautizado Walker) luchando contra un ex socio que le deja tirado con unas cuantas balas en el cuerpo en plena prisión de Alcatraz después de perpetrar un robo. Eso le llevará a enfrentarse con “La Organización”, que se ha quedado con su parte del dinero. Una auténtica maravilla, una película referencial dentro del cine negro que también hizo mella en otros realizadores posteriores como Quentin Tarantino y Martin Scorsese, sobre todo en lo referente a defragmentación narrativa.

Alain Cavalier realizó una adaptación de una de sus novelas en la maravillosa y muy desconocida Saqueo en la ciudad, sobre unos tipos que hacen un atraco múltiple por toda una pequeña ciudad de alto poder adquisitivo en las montañas francesas. Gordon Flemyng, director famoso por el blaxploitation que se puso tan de moda en los setenta, también se atrevió a llevar adelante otra de sus novelas en El reparto, con Jim Brown y Ernest Borgnine en los principales papeles, sobre unos tipos que arramblan con la taquilla del Coliseum de Los Ángeles y después ninguno de ellos reconoce tener el dinero en el punto de encuentro.

Un diamante al rojo vivo, con Robert Redford en el papel de John Dortmunder tampoco fue una adaptación que contara con el beneplácito de Westlake por su tono decididamente desenfadado, aunque hay que reconocer que la película es divertida y bastante atípica. El loco, loco asalto a un banco está llena de buenas intenciones, al plantearse como un atraco en el que los ladrones, literalmente, se llevan el banco entero a cuestas, con George C. Scott como cabecilla, pero la película, en esta ocasión, es bastante mediocre.

Una de las mejores adaptaciones que se han hecho nunca de una novela de Westlake es Los timadores, de Stephen Frears, con John Cusack, Anjelica Huston y Annette Bening dando el festival. Con un atmósfera que se va enturbiando según va avanzando la trama, resulta tremendamente oscura e incómoda, con unas interpretaciones siempre ambiguas y unos personajes que se mueven al filo de lo más despreciable.

Casi nadie sabe que es el autor de Two much, la película de Fernando Trueba que introdujo a Antonio Banderas en el mercado americano y le dio la oportunidad de conocer a Melanie Griffith, sino que también no es la primera versión de la misma historia. Es El gemelo, con Pierre Richard, la que se lleva la palma. Esta vez sí, Donald Westlake da gusto a la inclinación de los que quieren hacer comedia y hace una que entra en esa denominación de pleno.

Mel Gibson apadrina una nueva versión de A quemarropa, bajo el título de Payback y sale más que airoso del asunto. La película está muy bien aunque sacrifica alguna de las originalidades narrativas de la primera versión, pero resulta un espectáculo de acción y sorpresa que llega con facilidad.

Por último, dejando de lado versiones algo bufas de algunas de sus películas, la adaptación que se hace de su novela Flashfire otra vez con Parker de protagonista que, esta vez, asume los rasgos de Jason Statham y que resulta más frío que nunca y más despersonalizado que en los rostros de Lee Marvin o de Mel Gibson. Un espectáculo de acción sin más.

Como vídeo os dejo con una secuencia de esa obra maestra que es A quemarropa.



Y como mosaico, ahí está, maestro de la novela negra y un hombre que nunca dejó de ser elegante.


Y con esto y un bizcocho os deseo unas felices vacaciones. Yo ya estoy que me arrastro por el mundo, así que estoy seguro de que vosotros estáis igual. Nos las merecemos.

Comentarios

INDI ha dicho que…

interesante gus para terminar el curso, felicidades lobo.

Ojalá después de veranos podamos todos estar más presentes, yo el primero, que con tanto lío las últimas semanas no he podido ni entrar a saludar. Pero no dejemos que se pierda nuestro punto de encuentro.

Que tengáis todos un verano genial, disfrutad de las vacaciones, siempre con mucho cuidado por la dichosa pandemia, algún día no muy lejano será sólo un mal recuerdo.

muxus a todos

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