GUS MORNINS 9/3/21

 

Tevye: Como dijo Abraham “Soy un extraño en tierra extraña”…

Mendel: Fue Moisés quien dijo eso.

Tevye: Ah…bien…como dijo el Rey David “Soy lento de palabra  y de lengua…”

Mendel: Ese también fue Moisés.

Tevye: Para ser lento de lengua, habló bastante…”

                                             Topol y Barry Dennen en “El violinista en el tejado”

En ausencia de efemérides destacables en el gus de hoy, homenajearemos una película que se estrenó hace cincuenta años. Yo la vi en una de esas sesiones que organizaba mi padre por las buenas, cuando se presentaba un sábado y decía: “Esta noche vamos al cine. He sacado entradas” y aquella noche tocó El violinista en el tejado. Creo que fue la primera vez en mi vida que entré en el Cine Gran Vía (uno de esos cines preciosos que estaban en la Gran Vía a principios de los setenta). Hoy todavía existe, pero dedicado a teatro. Afortunadamente, no han tocado la sala original. Creo que de aquella Gran Vía los más bonitos eran el Gran Vía y el Palacio de la Música. El más feo, de largo, el Avenida. Y los más avanzados tecnológicamente el Callao y el Capitol. Aparte de esos, estaban el Lope de Vega, el Rex, el Pompeya, el Azul, el Coliseum, el Imperial, el Palacio de la Prensa y el Rialto. Hoy en día sólo perviven todos salvo el Rex, el Imperial, el Pompeya (que era una joya preciosa y pequeña), el Azul, el Avenida (convertido en una tienda de ropa) y el Palacio de la Música que está cerrado esperando que alguien se acuerde de darle un uso como sala de conciertos. Los demás están abiertos como teatros, dedicándose al cine sólo el Callao, el Capitol y el Palacio de la Prensa, es decir, los tres que circundan la plaza de Callao.

Bueno, al lío, que me voy por las ramas nostálgicas. El caso es que yo, de niño, me quedé muy intrigado con ese título…¿un violinista en el tejado?...qué cosa más rara ¿no? Y cuando vi la película, claro, me quedé maravillado. Y aún recuerdo los comentarios de mis padres diciendo que “Topol está inmenso” ya que también le habían visto hacía poco en otra película de Carol Reed al lado de Mia Farrow, muy poco conocida, que se llamaba Sígueme.

Pues eso, que con cincuenta años, esta maravilla del cine musical merece un recuerdo. Y vamos con las anécdotas para explicarla un poco.

Fue la última película de Norma Crane, que interpretaba a Golda, la mujer de Tevye. Durante el rodaje le diagnosticaron un cáncer de mama.

Los productores, después del exitazo que fue en Broadway, creyeron que Norman Jewison era judío y por eso le ofrecieron la dirección. Él, lo primero que dijo fue: “Ustedes saben que no soy judío…¿verdad?”.

Fue un éxito sin precedentes en Japón porque los japoneses vieron en ella el arraigo por las costumbres y ellos son auténticos adoradores de sus propias costumbres.

Para conseguir el aspecto formal de la película, Norman Jewison le pidió al director de fotografía Oswald Morris que fotografiara toda la cinta en tonos terrosos. Morris no sabía muy bien cómo conseguirlo hasta que vio por la calle a una señora con medias de tono marrón. La abordó y le dijo que le pagaría bien si entraban en un bar y, en el servicio, se quitaba las medias y se las daba. La mujer accedió y Morris fotografió toda la película con una de las medias en el objetivo.

El título está inspirado en una pintura de Marc Chagall titulada El hombre muerto en la que se puede ver un entierro con un violinista tocando su instrumento en un tejado para acompañar el sepelio.

El borrico de Tevye, que se llamaba Samuel, fue salvado del sacrificio de una fábrica de Zagreb. Terminado el rodaje, Norman Jewison, el director, pagó a un granjero local para que lo cuidara sin sobresaltos durante todo lo que le quedaba de vida al animal. Murió tres años después.

Las escenas en las que Tevye habla a Dios, lo hacía realmente a una bola blanca que el equipo puso fuera del campo de la cámara.

La primera vez que se emitió por televisión en Estados Unidos batió verdaderos récords de audiencia. Más de cuarenta millones de espectadores la vieron en aquella emisión.

El maquillaje para envejecer a Topol fue muy laborioso (él era un hombre bastante joven) e insertaron en sus cejas pelos blancos contados. En concreto, siete pelos blancos en la ceja izquierda y ocho en la derecha.

Topol volvió a estrenar la obra en Broadway en 1991 y otra vez más en 2009. Obtuvo sendas nominaciones a los Tony. En la de 2009 se dio la circunstancia de que el papel de Golda, su mujer, lo interpretó Rosalind Harris, que es la actriz que da vida a Tzeitel, su hija.

El diseño de vestuario tuvo grandes problemas porque no constaba ningún documento gráfico sobre lo que llevaban las chicas judías como ropa interior a finales del siglo XIX. En un restaurante judío, una miembro del equipo vio a una mujer muy mayor inequívocamente judía que estaba comiendo allí y, con mucha discreción, se acercó a ella y le contó la situación. La mujer, muy amable, invitó a la miembro del equipo de vestuario a ir a su casa y le enseñó toda la ropa interior que guardaba de su juventud diciéndole que, como algún día, revelara su nombre, la mataría.

La película se rodó en Yugoslavia con permiso especial del Mariscal Tito. Se concedió ese permiso único porque Tito era un gran admirador de la obra.

El actor que había interpretado a Tevye en Broadway era Zero Mostel (Topol lo había hecho en Londres). Norman Jewison prefirió ofrecer el papel a Topol porque pensaba que había que quitar a Tevye toda vertiente cómica (Mostel era un actor muy dado a la comedia y a la improvisación) y aumentar el sentido del destino que el protagonista exhibe durante toda la obra.

El papel de Golda, la mujer de Tevye, fue ofrecido a Anne Bancroft, Claire Bloom, Geraldine Page y Colleen Dewhurst. Todas ellas lo rechazaron porque no estaban seguras de su capacidad para cantar apropiadamente un papel que necesitaba una voz muy particular.

Curiosamente, uno de los papeles de la película fue interpretado por Paul Michael Glaser, el famoso Starsky años después. Es judío de nacimiento y, aún así, Norman Jewison le pidió que, por favor, intentara disimular esos ojos azules con unas lentillas.

Zero Mostel se mostró siempre muy decepcionado porque no le habían ofrecido a él el papel de Tevye.

Después de los éxitos impresionantes que habían tenido los musicales a principios de los sesenta con títulos como West Side Story, Sonrisas y lágrimas, My fair lady o Mary Poppins, el musical había entrado en una fase de fracaso con sonados y terribles fiascos como El extravagante Doctor Doolittle o Camelot. Los productores creían que El violinista en el tejado iba a ser también un gran fracaso.

Para compensar un poco la decepción que había tenido Zero Mostel al ser ninguneado para el papel principal, dos años después Norman Jewison ofreció a su hijo, Josh Mostel, el papel del Rey Herodes en Jesucristo Superstar. Así fue.

Fue el primer Oscar para el gran John Williams en la categoría de Mejor Banda Sonora Adaptada.

Lo cierto es que es una película estupenda, a la que vuelvo de vez en cuando para acordarme de algunos significados de la vida. Además, cuenta con una coreografía sencillamente extraordinaria de Jerome Robbins. Aquí os dejo una muestra con el famoso e inigualable “Baile de la botella”.



Y como mosaico, os dejo una de las primeras imágenes de la película. Los solos de violín fueron interpretados por Isaac Stern, uno de los mejores violinistas de todos los tiempos.



Comentarios

carpet_wally@gmail.com ha dicho que…
Hermosísima película, maravillosa adaptación, musicalmente una gozada...Y el gus de hoy es todo un gustazo también.

Yo no fui en su momento a verla al cine, me parece recordar que era para mayores de 14 o menores acompañados, pero a mi no me acompañaron mis padres. Sin embargo ellos si fueron, creo recordar que con unos amigos, y durante mucho tiempo el "bidubidubiduuu" de "Si yo fuera rico" fue el canturreo que mi padre metía cada dos por tres en cualquier sitio, en una conversación, en una respuesta, en un gesto de disimulo, aunque no viniera a cuento. Siempre me pareció muy gracioso, mucho más porque mi padre era por lo general muy serio y poco dado a las gracias.

No sabía lo de las medias, pero de todas las virtudes destacables del film, una de las que más me gustan es precisamente el tono de la fotografía.

Una maravilla.

Abrazos aunque sea en Sabbath

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